Está claro que el Congreso vitando que tenemos no representa los intereses del pueblo colombiano, sino que sus integrantes solo se representan a sí mismos y sus torcidos intereses que urgen su reforma y renovación a fondo, como tantas veces lo he reiterado en esta columna, y así lo ha dejado sentado con lucidez en una entrevista concedida a El Espectador la integrante de la Dirección Nacional de la Campaña de Estamos Listas 2022, Marta Restrepo López, afirmando categóricamente que se necesita ‘’convocar a las mayorías sociales para tratar de derrotar a la minoría en el poder que nos ha causado daño durante tantos años’’.
Y agregó de manera categórica ‘’Como lo mencioné ahora tenemos un Congreso que solo representa a una minoría poco diversa y plural que la ha emprendido contra las mayorías. Y no es un problema de ahora sino de siempre…manifestamos la necesidad de que ese Congreso se convierta para 2022 en una mayoría de mitad más uno, que pueda enfrentar a esa minoría gamonal que representa intereses privados, de grupos de políticos que llevan años ahí. Mientras no logremos desalojar a esa minoría del Congreso, quitándoles las bancas que ocupan allí no podremos avanzar en justicia social y económica’’. Y yo diría también rotundamente, que no avanzaríamos en nada que beneficie realmente al pueblo colombiano, y lo que es más importante, lograr las reformas que demandamos para extirpar esa plaga politiquera que se roba 50 billones de pesos al año.
Queda claro, entonces, que el grito de batalla democrático para las próximas elecciones de todas las fuerzas progresistas, entendiendo que nada sacamos con cambiar de presidente sino derrotamos en las urnas aplastando el clientelismo corrupto, a esas minorías saqueadoras entronizadas en el Congreso, para que una mayoría de congresistas limpios y comprometidos verdaderamente con los intereses del nuestro pueblo legislen en su beneficio, acompañando firmemente la tarea renovadora del próximo presidente, permitiendo la intervención del soberano para hacer las reformas que no ha querido hacer un Congreso contaminado hasta los tuétanos con la corrupción como el reciente caso del cínico y en buena hora exsenador Richard Aguilar que renunció a su curul para tratar de hacerle el esguince a su juez natural, como lo acostumbran hacer estos filibusteros que se declaran inocentes de sus fechorías.
Y no puede haber fracturas en este patriótico compromiso de las fuerzas progresistas, especialmente de la juventud, que si quiere realmente propiciar los cambios que está reclamando tendrá que acudir masivamente a las urnas, concretando democráticamente lo que manifiesta en las redes para no desaprovechar estos momentos de efervescencia y protesta social para que de manera tangible y con una reacción sin precedentes logremos una mayoría en el congreso que represente los auténticos intereses nacionales, arrasando esa vieja y pervertida clase politiquera que no política, que se ha apropiado de nuestro país como un feudo podrido para ponerlo al servicio de sus protervos intereses de corrupción para el enriquecimiento ilícito, de la mano del clientelismo y la violencia.