Diario del Huila

Salud mental y autoestima como experiencia

Jun 13, 2022

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DIARIO DEL HUILA, SALUD MENTAL
Escrito por: Mayerly Daza Párraga
Ps. Esp. Directora Fundación ANDA
www.fundacionanda.com

La autoestima como experiencia, quizás, es compleja, multifactorial y dinámica, si nos conocemos, podemos estimarnos, estar en equilibrio, en armonía y en conciliación con las características que definen la forma de ser de cada cual, integrar bien el entorno y disponer de suficiente autonomía y adecuados recursos para afrontar diferentes situaciones.

Hablar de salud mental y autoestima nos lleva a reconocer que es un proceso en el que se entrelazan a lo largo de todo el ciclo vital del ser humano, determinado por las variables personales como: concepto de sí mismo, estilos de personalidad, temperamentos, y variables ambientales, relacionadas con modelos educativos, espacios de socialización: familia, escuela, grupo de iguales, medios de comunicación, sucesos y eventos, etc., están en una compleja interacción, cada una es eminentemente dinámica y están supeditada a muchos factores en el tiempo.

Estas vivencias en el tiempo, nos llevan a reflexionar sobre la forma en que vivimos, en como nos sentimos y en como nos relacionamos con el otro y con el mundo, y se corre el peligro de caer en un terreno de la irrealidad, la ilusión, del consumismo, que nos lleva a un continuo deseo de llenar expectativas que creemos necesarias, comenzamos habitar la vida como una angustia, como un vacío perpetuo, haciendo de ello una forma de vida; esto, llevado a una fuente de infelicidad que afecta nuestra AUTOESTIMA, nuestra SALUD MENTAL, dando paso a la apatía, al desencanto, a la desconfianza sobre nosotros mismos, a inseguridades ante los cambios rápidos del mundo, a chocarnos con el presente, con el futuro, a perder la fe en Dios, etc.

Así el ser humano actual en medio de las tensiones de la vida, se presenta como un ser ambivalente; ambiguo, sí, proclive al abandono de sí mismo, a no avanzar en el amor propio, en su autoestima. De esta forma afirma Boris Cyrulnik, psicólogo y neuropsiquiatra francés, “La vida de los hombres está llena de ambivalencias: sólo puedo ser yo mismo si pertenezco a un grupo que me propone circuitos de desarrollo. Pero si pertenezco demasiado a ese grupo, no podré ser yo mismo, seré lo que el grupo quiera”, con lo cual la libertad se vive como angustia, como desgarre, pues nuestras historias se pueblan de un rápido placer a una larga desilusión, en el que las relaciones y las interacciones conmigo, con el otro, con los demás, se ven interrumpidas; es así que la AUTOESTIMA, el AMOR PROPIO, la SALUD MENTAL, se puede convertir en un temor: la pérdida de uno mismo y el trauma del fracaso personal y social.

Precisando el concepto de autoestima: “la autoestima no es otra cosa que la estimación de sí mismo, el modo en que la persona se ama a sí misma” (Aquilino Polaino-Lorente, 2003.). Esta simboliza la idea que uno se va formando de sí mismo, en particular, en la forma ser capaz de influir en el ambiente y de solucionar problemas, surge en el juicio valorativo de las metas propuestas y las metas alcanzadas; entonces, con lo que respecta a la fuente y desarrollo de la autoestima, señala este mismo autor (Polaino) que ésta tiene cuatro ingredientes: cognitivos, porque parte del concepto y lo que piensa la persona de sí mismo; emotivos, esta se alinea con los pensamientos, de acuerdo a lo piensas, así te sientes; comportamentales, está, depende de lo que haces, relacionados con el hacer obras buenas;  y la estimación por parte de otros, como la forma en que establecemos vínculos y nos relacionamos. 

Entonces, preguntémonos: ¿nuestra realidad y la forma en que nos enfrentamos cuestiona mi propia manera de estar, mi autoestima?, a esta pregunta, diría: podemos hablar de una autoestima baja y otra alta. La diferencia radica no en la productividad o la creación propiamente hablando, sino en la posibilidad de esa limpieza o reparación por salir renovado al mundo, por esa renovación de vínculos con el exterior, de aquí dependerá sólo de nosotros como queramos vivir: ser sobrevivientes llenos de estrategias, capaces de reconocer nuestro amor propio, y de ahí, tal vez, empezar a identificarnos con él, para así, enfrentarnos al mundo.

La autoestima como experiencia, quizás, es compleja, multifactorial y dinámica, si nos conocemos, podemos estimarnos, estar en equilibrio, en armonía y en conciliación con las características que definen la forma de ser de cada cual, integrar bien el entorno y disponer de suficiente autonomía y adecuados recursos para afrontar diferentes situaciones.

“Cuando aprendemos a amarnos, nos esforzamos por vivir una vida mejor; tener mejores relaciones, una carrera que nos llena, e incluso para recuperarnos de adicciones”, asegura la autora británica especialista en salud mental Anne Gold.

Algunas sugerencias en el caminar hacia la AUTOESTIMA

-Expresiones positivas: diríjase hacia usted con asertividad, con frases adecuadas y en el momento preciso, vea la realidad y lo positivo de sí mismo.

-Reconocimiento de sí mismo: de los pensamientos, de las emociones, de los vínculos y de los comportamientos, estos te llevan a encontrarte con una respuesta asertiva y realista de cómo te sientes bien.

-Logros personales: recuérdalos, ahí reconocerás sus fortalezas y triunfos. No sienta culpa por apreciarse y valorarse.

-Fortalecer las redes de apoyo: Es importante cultivar buenas relaciones sociales, amigos, familiares, compañeros, pareja, hijos, esto nos lleva a conectarnos de forma profunda con las personas que amamos, nos sentiremos amados y apoyados.

La única manera de salir de esta situación de individualismo, según Polaino, es reconocer un tú. Sin el tú no hay nosotros, y sin el nosotros no es posible la vida en sociedad.

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