Rafael Nieto Navia
Vemos todos los días en las noticias que miles de niños se quedan sin recibir su alimentación diaria en sus escuelas y colegios. Y la noticia se repite una y otra vez. O se cambia porque a los que la reciben, les dan comida escasa, desbalanceada o podrida. Y nos preguntamos por qué el Programa de Alimentación Escolar (PAE) no funciona. Nos hacemos esa pregunta miles de veces, ustedes y yo. Pero no el gobierno. Este dice vamos a estudiar, vamos a arreglar, vamos a corregir. Siempre en futuro, nunca en presente.
¿Será tan difícil? Los que entienden el problema son, por supuesto, los niños, sus padres y los maestros ¿Por qué no pensar, señores burócratas, en que el problema puede resolverse con ellos y no con los contratistas corruptos a los que no se atreven a tocar?
Varias veces he dado una solución en estas columnas, pero los burócratas no leen, si leen no entienden, y si entienden no se preocupan para no crearse problemas.
Puede que mi fórmula no sea perfecta y haya que reelaborarla legalmente. Pero seguro que funciona mejor que lo que tenemos hoy. Se trata de crear un sistema cooperativo especial, uno para cada escuela, conformado por los padres de familia y administrado por el rector. Hay que dotarlos de sistemas administrativos confiables y fáciles de manejar. Pero serían las madres de los estudiantes las que se encargarían de comprar, almacenar, cocinar y repartir las comidas, lo que, de paso, crea empleo. Es dudoso que no quieran lo mejor para sus hijos.
Los rectores serían los “gerentes” de las cooperativas y tendrían la responsabilidad legal y fiscal de su control. Y la abundante burocracia que hoy administra el PAE solamente sería responsables de entregar a tiempo los fondos y de auditar su uso. Si el sistema funciona, puede servir en el futuro para manejar a muy bajo costo los útiles escolares. Y se acaba la corrupción.
Señor presidente: lo actual lo manejan a cuatro manos el Ministerio de Educación y el ICBF. Mándeles esta idea y póngalos a que la estudien y la diseñen para adoptarla, pero acabemos, sin miedo, con la corrupción y con la contratitis del PAE, que es un monopolio nacional.
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Coda: Esta Semana Santa es especial, por ser la primera que se puede celebrar sin problemas desde que empezó la pandemia. Y me ha hecho pensar en un personaje del que nunca nos acordamos y que mencionan los Evangelios sinópticos: Simón de Cirene, llamado “el Cireneo”, de donde toman su nombre los que cargan las andas de la Semana Santa. Se menciona en el Nuevo Testamento que era el padre de Alejandro y Rufo, lo que parece probar que fue bien conocido en la iglesia primitiva. Las iglesias orientales celebran su fiesta canónica. Originario del norte de África es posible que ni siquiera fuera judío y por tal razón lo escogieron para ayudar a Jesús a cargar su cruz.
«Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.» (Mateo 16, 23-24). Esto es lo que quiere Jesús que recuerde yo esta Semana Santa.
