Tinta Fresca
Cuando un maestro nos permite conocer el mundo a través de un libro, pero además nos ayuda a entender que podemos conocerlo y emprende el viaje para llevarnos de la mano por esa amplitud de conocimientos, lugares y personajes, el mundo vale la pena y la escuela pasa de ser un lugar a la mejor experiencia significativa de la vida.
Hoy durante una actividad de promoción de lectura en el marco de los talleres que realiza la agencia cultural del Banco de la República tuve la oportunidad de compartir con un grupo de más de 30 maestros y administrativos de una institución educativa muy especial. Me refiero al Guadual, un lugar bellísimo enclavado en las incipientes montañas del municipio de Rivera dónde se realiza año a año el Campamento de lectura.
Cada participante del taller recordó el nombre de un niño o una niña de origen campesino que gracias al campamento y a su paso por este bello centro educativo hubiese vivido un cambio importante en su vida. Llegaron al conversatorio, distintos nombres y sus gratos cambios. Muchos de estos niños, gracias a la lectura pudieron abrir su mente a nuevas posibilidades, a viajar a nuevos mundos a partir de la cercanía con textos literarios y muchos de ellos soñaron y están esforzándose por un futuro profesional antes impensable.
Esta experiencia que lleva más de cinco años es una iniciativa en donde padres de familia, campesinos, docentes y los estudiantes buscan un momento de encuentro en medio del bosque, con el arrullo de la quebrada para que los niños conozcan a los escritores huilenses, pero también, para que desarrollen actividades como la lectura en voz alta o los juegos y las canciones, las coplas o las obras de teatro en donde su espontaneidad sea un reto para compartir en familia y con sus compañeros.
Esta actividad se realiza en un marco de cuidado del medio ambiente, en un paisaje dónde parecieran estar reflejados los poemas de José Eustasio Rivera, y donde cada niño, con la natural timidez rural, logra fortalecer sus competencias comunicativas en la declamación o en el canto.
Ejercicios pedagógicos como el campamento de lectura no sólo permiten la transformación de muchos niños y niñas que logran fortalecer su autoestima y entender que el arte, la cultura y la formación académica pueden ser la puerta para una mejor calidad de vida. También es una manera de decirle a la comunidad de la ciudad que el campo es importante, que allí no sólo se producen los alimentos, sino que se produce el oxígeno, las ideas y el ambiente en donde encontramos esa posibilidad de ser mejores seres humanos.
Allí, esos más de treinta maestros y administrativos han logrado transformar una institución educativa en un sitio que da gusto visitar. Allí también está ubicado un internado donde muchos de los niños que llegan tienen en ese lugar la última esperanza de futuro.
Encontrar en ese refrescante paisaje del municipio de Rivera una biblioteca comunitaria, un bosque lleno de referencias literarias y campamento de lectura que reúne la comunidad entera en torno a la palabra, es en estos momentos de tanta incertidumbre, un bálsamo para la vida.