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Vendiendo empanadas para poder cumplirle a los ‘gota a gota’

Mar 3, 2022

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Diario del Huila, Crónica

Por: Hernán Guillermo Galindo M

Fotos: José Rodrigo Montalvo

Luisa Fernanda Varón es una de las fundadoras del barrio Luis Carlos Galán en donde vende desde hace cerca de 40 años, marranitas, papa ranchera, papa mixta, empanadas y aborrajados, que acompaña con avena y guarapo. Lucha por salir del asedio de los prestamistas que la tienen agobiada.

Luisa Fernanda Varón tiene un puesto de venta de comidas y mecato en un costado del polideportivo del barrio Luis Carlos Galán en la comuna nueve de Neiva.

Cuenta que se vino a los trece años de Ibagué en donde nació hace 46 años, porque su papá Ernesto Varón le pegaba mucho. Se vino detrás de su hermana Amparo que es la esposa del capitán de bomberos de esta capital, fue la que le dio la mano en esos momentos. Tiene, tres hijos dos son vigilantes y uno trabaja en Claro.

“Vivieron frente al Yep de la quinta, trabajó en el Ley como aseadora, impulsadora y siguió hasta que decidió independizarse con su propio negocio”, relata. 

Se conoció con el que fue su esposo, cuyo nombre no menciona, se fue con otra en una heladería.  “Era un hombre de Villavicencio, mayor que yo, tuvimos tres hijos, nos separamos hace 22 años, como le dije se fue con otra señora”, recuerda.

Luisa Fernanda, vive trabajando independiente, pero con muchas dificultades porque “por haber servido de fiadora a una nuera, está reportada y por eso no le prestan en los bancos. La tiene agobiada el gota a gota, debe tres millones de pesos”, insiste.

“Su jornada empieza a la una de la mañana que se levanta a preparar las 40 empanadas, 40 marranitas, igual número de pasteles, tacos su por ahí unos diez. Se acuesta a las once de la noche y se levanta a la una.

Trabaja vendiendo desde las siete de la mañana hasta las once, se va a hacer la comida de la tarde y lo de vender en la tarde que regresa a vender hasta las siete u ocho de la noche”, momento en el que cierra.

“Vende guarapo que muele un vecino de enseguida, si un cliente quiere tomar guarapo con gusto lo traigo de donde el vecino porque aprovecho para vender mis empanadas, o papas, trabajamos como hermanos, somos amigos”, dice

“Soy una mujer sola, no tengo ayuda de nadie, vivo con el hijo menor que paga los servicios, somos fundadores del barrio, del que dice es muy bonito, tienen torres de apartamentos, tienen Fruver, almacenes, restaurantes, panaderías, supermercados todo tipo de servicios por lo que no necesitamos ir a centro aquí tenemos todo gracias a Dios”, afirma.

El papá, Ernesto Varón vive en Ibagué, era muy bravo, nos pegaba a todos incluso a mi mamá, María Diaz, que ya vive con mi hermana aquí en Neiva, tiene 84 años, los otros hermanos son; Ernesto y Hernando. 

Luisa, estudio once en Neiva, aunque no pudo estudiar enfermería que “era la carrera que le hubiera gustado terminar, el trabajo la absorbió y se dedicó de lleno a sacar adelante los hijos”, agrega.

Es una persona que se mantiene alegre y tranquila pese a todo lo que le ha pasado, “dice porque vive a toda hora en las manos de Cristo con el señor Jesús, que es el que le ha dado todo”.

Sobre nuevo enamorado o compañero, dice que no acepta porque hoy en día los hombres solo quieren lo que sabemos y nada más, refiere.  

Tiene cinco nietos que casi no la visitan por ser muy estricta, viven en Santa Rosa, “siempre le dije a mis hijos que tienen que ser correctos, fui cajera en la cooperativa Surcoandina, durante cuatro años y nadie tuvo quejas de mi trabajo”.

No ha cotizado para salud, nunca supo que tenía que hacer por lo que es para ella toda una incógnita. Por ahora se dedica al negocio, en lo que lleva trabajado 40 años, cuatro de ellos en el polideportivo del Galán

“Sobre diversificar, espera recuperarse de un robo de cinco millones que le hicieron en pandemia, lo que no le ha permitido volver a surtir como se debe. Por ahora se ha enterado de que hay posibilidad que le levanten el veto para préstamos, va a hacer uno para cancelar los tres millones de pesos que debe a los gota a gota que le quitan hasta $200 mil pesos diarios. Es lo que me mantiene agobiada y no me deja surgir y progresar”, indica.

Un día bueno vende hasta $400 mil, pero cuando tiene como surtir como se debe, y cuando no le va tan bien hace por ahí entre $100 mil y $200.000. Espera volver a los tiempos de antes para surtir, y agregar otros productos que sabe hacer como el tamal tolimense que cuenta con orgullo sabe preparar,

Les dice a todos los opitas que tengan su propio negocio, que “quieran Neiva que es una ciudad muy bonita, lo dice ella que la ha visto crecer, esta es una ciudad muy agradable, la gente es muy amable, servicial, que no hablemos mal de Neiva, es muy lindo, me siento muy orgullosa de vivir en esta ciudad, como tolimense que soy”, concluye.

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