Los resultados hasta ahora conocidos del pre-conteo oficial de la Registraduría sobre la jornada electoral del domingo anterior no arroja sorpresas pero sí muchas inquietudes.
La más trascendente, sin duda alguna, es que volvieron a imponerse las maquinarias políticas en la votación de Senado y en muchos otros casos en las regionales de la Cámara.
La presencia inusitada de dinero en algunas campañas superó los registros anteriores, hecho que se explica, por una parte, en las altas cifras obtenidas en los resultados de candidatos al senado que tuvieron baja votación en la región de la que son oriundos, al tiempo que lograron altísimos guarismos en otros departamentos, manteniendo o incluso superando los de hace 4 años.
Por otra parte, en los resultados de la cámara las cifras obtenidas por Cambio Radical son impresionantes, donde sus dos principales elegidos no ocultaron la enorme financiación económica que tuvieron a su disposición para obtener apoyos de alcaldes y concejales en ejercicio, así como de contratistas de prestación de servicios e inclusive de servidores públicos.
Otro elemento a destacar en este contexto es el castigo que le propinaron muchos electores a ciertos candidatos que iban por su reelección, o a quienes impulsados por congresistas en ejercicio que, sin aparecer en el tarjetón, impusieron sus fichas para pretender mantener así sea parcialmente su vigencia política.
Una muestra fehaciente del clientelismo electoral se pudo evidenciar en los numerosos cruces de apoyos entre aspirantes de una lista hacia otros de listas o partidos diferentes; donde lo importante no era la lealtad con su partido o movimiento si no el interés personal de cada candidato; buscando asegurar su elección. Es decir, la comprobación ineludible de que ya no son los partidos los que cuentan si no el personalismo desaforado por obtener una representación política para acceder a los non santos privilegios del poder político.
El resultado obtenido por el Pacto Histórico en la región quedó un poco por debajo de las expectativas, aunque la cifra de votos le permitió alcanzar de sobra el umbral y elegir a la exconcejal de Neiva, quien obtuvo cerca de 32 mil votos, un poco menos del 50% del total de la lista. No obstante, hay quienes aseguran que la elegida corre el alto riesgo de que se demande la nulidad de su elección por una presunta inhabilidad por dos causales específicas.
Por los lados del Centro Democrático su baja votación tanto de senado como de cámara, era previsible dada la intensa división entre Macías y Prada, pero adicionalmente es incuestionable que el gran desgaste del gobierno Duque fue otro factor decisivo en tal resultado.
Quizá la única sorpresa es la baja votación obtenida por Prada en el departamento y aunque era previsible el desgaste de su partido, realizó una intensa actividad fuera del territorio huilense donde obtuvo cerca de 16 mil votos, muy representativos pero que no alcanzaron para la meta propuesta.
Creo que un comentario especial merece el tema del partido conservador. Perdieron la curul de cámara luego de obtener un poco más de 68 mil votos hace cuatro años. Escasamente registró esta vez 44.000, es decir disminuyó 24 mil lo que representa un bajón considerable del 35%. Por otra parte, la senadora Esperanza Andrade obtuvo hace 4 años 33 mil votos y ahora apenas superó los 20 mil, una disminución aún mayor del 39%. Ello quiere decir, sin dida alguna, que el liderazgo del partido azul ha llegado a su peor crisis, después de que Gómez Hermida; Carlos Ramiro Chávarro y Pipe Lozada, así como el clan de la familia Andrade, han mantenido una férrea hegemonía por más de 30 años.
Todo esto indica que nuestro Huila reclama con suma urgencia un nuevo liderazgo en todas las vertientes políticas. Ojalá en la próxima jornada electoral donde se elegirán Gobernador, Alcaldes, Diputados y Concejales, no tengamos que escoger entre los mismos de siempre. Amanecerá y veremos.
