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Las quejas contra la EPS Medimás no cesan

Oct 4, 2021

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Diario del Huila, Ciudad
Por: Hernán Guillermo Galindo

La Empresa de Salud sigue dando mala atención a sus afiliados que se quejan de mal servicio, especialmente, en suministro de medicamentos y tratamientos especializados. Diario del Huila, al lado de la gente.

Las quejas al sistema de salud en Colombia y a las llamadas EPS son pan de cada día. Falta de atención oportuna, que no hay citas, que no le pueden prestar algún tratamiento, que no hay los medicamentos, son algunas de las quejas recurrentes, en general, de la comunidad.
Una de las Empresas Prestadoras más cuestionadas, como quiera que ha estado en el referente de la Superintendencia de Salud, es Medimás que tiene la mayor cantidad de usuarios en Colombia, pero funciona entre multas y demandas.

El panorama

La Supersalud hace poco más de un mes, el 10 de agosto prorrogó por seis meses la medida de vigilancia especial que rige sobre la EPS Medimás y le ordenó poner en marcha acciones y estrategias para garantizar la atención de los más de 1.6 millones de afiliados que tiene en 14 departamentos del país. Es la octava prorroga desde 2017.

Son muchos los usuarios que esperan en las afueras.

En cuanto a la tasa promedio de peticiones, quejas, reclamos y denuncias presentadas por sus afiliados, la EPS Medimás sigue ocupando el primer lugar en el régimen contributivo y el segundo en el régimen subsidiado, por la cantidad de quejas.

El Superintendente Delegado para las Medidas Especiales de la Supersalud, Germán Guerrero Gómez, señaló que “la EPS posee dificultades para garantizar el acceso a servicios y tecnologías requeridas por sus afiliados, en particular a la población de pacientes con enfermedades de alto costo, para casos de quimioterapia y radioterapia o tratamientos de VIH”.

Entre enero y mayo de este año, los principales motivos por los cuales recibió tutelas de sus afiliados fueron consultas y medicamentos, procedimientos, entrega de insumos, servicios de apoyo diagnóstico, atención domiciliaria, referencia y contrarreferencia y apoyo terapéutico.

Frente a la prestación de servicios que recibe la población asegurada, la EPS deberá reducir y resolver de fondo las reclamaciones hechas por los usuarios, implementar estrategias efectivas que permitan garantizar el acceso oportuno y completo a servicios de medina especializada, la entrega medicamentos, la autorización y acceso oportuno a tecnologías en salud y acceso oportuno a exámenes de laboratorio.

El andén sobre la carrera quinta permanece con gente que decide sentarse a esperar.

La Supersalud también le ordenó al representante legal de la EPS cumplir con la capitalización de la aseguradora y con las condiciones financieras y de solvencia; cumplir con la verificación de la metodología de reservas técnicas; realizar las gestiones tendientes a la legalización o recuperación de anticipos otorgados a los prestadores y proveedores de servicios de salud.

Los usuarios en Neiva

Con estos antecedentes Diario del Huila realizó una de sus visitas habituales para conocer de viva voz de los afectados lo que está pasando.
Llegamos hasta la sede principal de la EPS en el centro de Neiva en donde se realiza el trámite de autorización de medicamentos y citas especializadas.

Al llegar en la sede, ubicada en la calle sexta entre carreras quinta y sexta, detrás del Banco de Bogotá y diagonal al Centro Comercial Metropolitano el panorama fue preocupante, según consulta a los usuarios presentes.

Aunque para ingresar se debe haber tramitado una cita previa vía telefónica, mucha gente se aglomera frente a la entrada, urgidas de atención, de respuestas o solución a sus problemas.
“Esto no tiene remedio, deberían es cerrarlo definitivamente”, dice Peter Trilleras, uno de los usuarios que como cualquier parroquiano espera con paciencia el llamado para su trámite.

“Vengo para la autorización de una cita con cardiología, llevo dos meses y cuando no hay agenda lo dejan a uno en espera hasta por quince días. Y así se vuelve un carrusel. En muchos casos se vencen las ordenes que normalmente tienen una duración entre 60 y 90 días y vuelve y juega”, protesta.

Ya adentro la espera se hace de una manera más cómoda.

En el momento de la visita de este medio, están llamando a los clientes de las 8 y 20, pues se represó el llamado. Tenemos cita para las 9 y 40 así que nos toca deducir que esto se va a demorar, comenta Lida Peña.

Mientras esperamos, nos aborda Wilson Sánchez, que se queja de un trámite para la autorización de unos medicamentos.
“El trámite ha sido demasiado malo, uno pide una cita para las 9 y 20 y se la dan para una hora después”, reclama.

Aunque el hombre, pensionado, ha pensado en cambiarse, “pero se volvió un trámite igualmente dispendioso así que he decidido aguantar a ver si por fin algún día se mejora esto”, concluye, resignado.

La espera continúa. Son las 9 y 40 y aún no nos llaman. Don Elías Fiaga dice que está desde las ocho de la mañana y no lo han llamado.
“Llevo un mes sin poder tomar medicamentos porque no hay. Estoy en tratamiento con el urólogo y ha sido muy difícil. Así es en la droguería del Quirinal donde no hay los medicamentos. Que vuelva en dos días, que en ocho días y nada. Esto es un calvario”, dice.

Los empleados hacen su mejor esfuerzo, hay que reconocerlo, dice la gente, aglomerada, pero la cantidad de demanda y trámites represados hacen difícil su labor.

Cualquier lugar es bueno para esperar con paciencia.

“Vengo a autorizar una colendoscopia, me la dieron ayer y vengo hoy a autorizar, pero ya se que es difícil, siempre será difícil. Ayer me vio el médico y me dio la orden. Espero que en esta oportunidad me vaya bien, agrega Alipio Sandoval, de 59 años.

En carne propia

“Son las diez y veinte, casi una hora después de la cita que me habían dado por teléfono y escucho al celador decir mi nombre…Ingreso y le digo al orientador que voy a hacer tres trámites, una orden para el oftalmólogo, para mí, y dos autorizaciones para una hija menor de edad y un nieto”.

“La primara sorpresa es que responde que toca un turno para cada trámite. Le respondo que no tienen lógica, somos de una misma familia”.
“’Son las reglas’, me contesta y me da el primer turno. Debo esperar 40 minutos para esa primera orden. Me la entrega el tramitador y aclara que debo volver en cinco días porque queda en trámite”.

“Voy por el segundo turno, insisto, y no hay argumento que valga. Debo esperar otros 20 minutos para el llamado. Me entregan la orden para la atención del nieto y vuelve la palabra mágica: “debe volver en cinco días porque queda en trámite”.

“Toca el tercer turno, ya han pasado las once de la mañana y debo ir a uno de mis compromisos laborales por lo que pido que por favor haya celeridad”.

“Para sorpresa la respuesta en esta ocasión es que no estoy activo. Que el sistema dice que no he pagado. “Pero cómo que no si ya me dieron las otras autorizaciones que son por el mismo usuario”, protesto”.

“No, hay que esperar a que administrativa dé una respuesta”, es la respuesta.

“Espero media hora, van a ser las doce no hay respuesta y tomo la decisión de marcharme. En otra ocasión contaré el desenlace del calvario, que viví en carne propia y es el mismo que les toca a muchos de los usuarios de Medimás para una cita o una autorización médica”.

Como cualquier usuario esperamos nuestro turno.

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