Diario del Huila

La importancia del latín

Feb 24, 2021

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Por: Luis Humberto Tovar Trujillo

 

Me encanta ver como a estas alturas de esta sociedad inculta, renace como por arte de magia, la utilización del latín, que muchos llaman “lengua muerta”, pero por sorpresa, los amigos de la narcopaz la utilizan para hacer narcoterrorismo.

Nunca pensé que este precioso idioma, con el que me formé, cobrara especial actualidad; pero cual mi sorpresa, que la haya utilizado un bandido reconocido, de esos a que se refiere el padre Jaime Villegas en su gramática, “Dos años de latín” que aún conservo, cuando en uno de sus ejercicios gramaticales se refiere al príncipe en la cueva de los ladrones, “principis latronum spelunca”.

El episodio de Santrich amenazando de muerte al presidente Duque, como saliendo de su cueva y entre las chamizas, me recuerda ese episodio del relato del autor, donde el príncipe sale de la cueva de los ladrones, su guarida.

Así es; creyéndose el príncipe y estando convencido, además, por los episodios de su liberación vividos, donde se pavoneó como si lo fuera, donde en las mismas barbas del Estado, con toda su estructura institucional, con todas las ramas del poder absolutamente corrompidas y siguen así, desde luego, no podía Santrich, representar menos que el príncipe, saliendo de la cueva de bandidos de Venezuela.

Si; del país vecino que se ha convertido en una guarida que solo sirve para proteger terroristas, de todo pelambre, haciéndoles creer que son unos verdaderos príncipes del hampa en todos sus órdenes y expresiones.

Desde luego, no faltaron las voces solidarias del delito, en las altas instancias del estado, que disfrutan de las mieles del poder político, donde la cuna no les dio para más que ser delincuentes y, por obra y gracia de otros delincuentes, llámense Santos y todos los que se reúnen a oscuras en apartamentos, detrás de los armarios, para apretar tuercas en esa organización criminal, para seguir atentando contra el Estado y las instituciones.

Este es el resultado de la complacencia de nuestra clase política, absolutamente imbécil por lo postrada, a creer que el dialogo y la concertación, son los instrumentos óptimos para llegar a una convivencia que nos permita vivir en sociedad, con diferencia, pero con honor, libertad y orden.

Falsa convicción; el orden y la libertad de la sociedad, no se logran con diálogos y menos con latinajos torpes con el narcoterrorismo; al delincuente hay que tratarlo como delincuente y no con consentimientos, a costa de las libertades de las personas.

Negociar con delincuentes, es claudicar y esa es la amenaza de Santrich, la claudicación del Estado.

 

 

 

 

 

 

 

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