Diego Arango O.
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El mundo cambia culturalmente, la juventud vive, piensa y actúa diferente a siglos anteriores. Si bien es cierto que las virtudes de santidad se manifiestan en muchas personas, los jóvenes de hoy poco saben de veneración, nada les dicen santos de la antigüedad, tanto en imagen como en obra la cual no conocen.
La juventud católica sigue a un santo más por tradición familiar o por haberlo referenciado en un colegio católico donde haya estudiado o por hechos excepcionales que se ligan a algún santo tradicional, pero poco saben de su vida, obra y milagros. En Colombia solo tenemos una sola santa, la Madre Laura recientemente canonizada, 11 beatos cuyos nombres la mayoría desconoce. No obstante lo anterior, existen personas de esta época que poseen virtudes de santidad, tanto heroicas como de vida, obra y milagros. Algunos han vivido en el siglo pasado, otros son del presente siglo, dejando obras maravillosas, milagros comprobados y especialmente llevando a miles de personas a la fe.
El santo de ahora es persona común y corriente, que haya sido o sea religioso o laico, casado o soltero, hombre o mujer, lo que le da virtudes de santidad es la entrega a la causa de Dios, su obra, servicio a los demás, pero especialmente su fidelidad a Cristo y obediencia a la Iglesia, requisito para ser santo.
En los pontificados modernos a partir de San Juan XXIII y en especial San Juan Pablo II y el actual Papa Francisco, se han preocupado por elevar a los altares a personas del mundo de hoy, que se identifican con la gente, bien sea porque los conocieron o por sus mensajes, sacrificio, obras que se evidencian y se viven. Ejemplo de ello en Colombia, el padre Marianito que ya es beato, Monseñor Jesús Esteban Jaramillo asesinado por la guerrilla, el padre García Herreros cuya obra del Minuto de Dios ha servido a millones de personas, procesos que se encuentran en curso.
De otra parte, también están causas de santidad en ciernes, que ya se mueven para llevarlos a Siervos de Dios. El norteamericano Rick Miller, hombre moderno, ejecutivo corporativo, casado y fundador de La Misión por Amor a Dios en todo el Mundo, iniciada en Colombia en 2008 a través de su conversión y dedicación a la santidad desde los años ochenta, fallecido en 2015, cuya causa se encuentra en fase de apertura en la ciudad de Miami donde murió y está enterrado.
Seguramente también se abrirá la causa de santificación de Lino Sevillano, fallecido en 2011, hombre de familia, abogado, dedicado a la promoción de fe a través de la Espiritualidad de Los Hijos de la Madre de Dios extendida en muchos países del mundo y fundador por mandato de Jesús del Santuario de Marilandia y promotor de las comunidades religiosas de sacerdotes de La Inmaculada Concepción y de monjas de Las Hijas de La Madre de Dios, la revista María Hoy y miles de personas convertidas a la fe por la vida y obra de este hombre santo.
Estamos en un mundo moderno donde se necesitan santos de nuestros tiempos y la iglesia es consciente de ello. ¡Nuevas causas, nuevos santos!
