Diario del Huila

Todo en regla

Sep 1, 2022

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Alain Perdomo Herrera

Parece un chiste, pero no; es cierto. Sucedió en Colombia en el reciente periodo legislativo del Congreso de la República, el cual expidió la Ley 2261 del 19 de julio de 2022, – un día antes de que algunos senadores y representantes terminaran su paso por este recinto –, cuyo objeto, consagrado en el artículo 1° manifiesta: “…la presente ley tiene por objeto garantizar la entrega gratuita, oportuna y suficiente de artículos de higiene menstrual a las mujeres y personas menstruantes privadas de la libertad”. De entrada, se diría que el legislador redunda en la redacción de la norma; pero si lo vemos desde una óptica liberal nos encontramos con un mundo nuevo y diferente, encaminado a reconocer nuevos conceptos respecto del género; se ha avanzado tanto que, según los expertos, dentro del sexo femenino hay diversidad que no se identifican como tal y también les llega la regla, aunque no quieran. Dentro de ellos encontramos hombres trans, no binarios, queer y de otras orientaciones que nacieron con sexo femenino, continúan manteniendo su anatomía de mujer y por ende su ciclo menstrual. En la citada norma delega este especial encargo al Ministerio de Justicia y del Derecho.

Están en todo su derecho, quienes afirmen que eso es lo máximo que se haya podido legislar, y que tenemos un congreso tan eficiente que se ocupa de todos los asuntos, hasta los más íntimos, como el periodo menstrual de este grupo poblacional. No es para menos, con la herencia Ibérica sobre todo en el derecho, indica que nos dejaron grabado en los más profundo de nuestro ser, que todo en Colombia se rige por la ley como fuente del derecho, digamos que es el sistema que nos cobija, no es que sea el peor, pero existen otras formas en otros países que también de una manera más eficiente garantizan el derecho al acceso a la salud de sus ciudadanos. El sector público y privado se rige por cifras, números, somos uno más en las estadísticas, de lo cual el congreso no es indiferente y la forma de mostrar resultados es expidiendo leyes, independientemente si son efectivas o no, o solo serán letra muerta, en fin, es lo que les genera votos.

Existe gran preocupación por la atención básica de sanidad a las personas de todos los géneros privadas de la libertad, pero es que el problema no radica solo allí. En un hecho triste y lamentable en la capital de la República, una mujer habitante de calle se vio obligada a interponer una acción de tutela en contra de la Secretaría de Salud de Bogotá, dado que, cada que menstruaba tenía que utilizar telas o toallas higiénicas usadas que encontraba en la basura, caso que analizó la corte constitucional y amparó los derechos de esta mujer mediante la sentencia (T 398), indicando en su providencia que: “se constituía una flagrante violación de la dignidad humana y los derechos fundamentales de la salud”.  La organización mundial de la salud OMS, señaló que una higiene menstrual deficiente puede causar infecciones de tracto urinario o reproductivo y afectar el bienestar de la mujer. El DANE hizo lo propio en un documento que pasó inadvertido, titulado “menstruación en Colombia”. Algunas ONG como la organización Tyet, princesas menstruantes, se han apoderado del problema como suyo, sugiriendo que la solución a este problema sería una buena educación menstrual, visto así, la pelota se le pasaría al Ministerio de Educación.

En una sociedad machista como la nuestra, las mujeres son el blanco permanentemente de desigualdades, expuestas a abusos legales e ilegales por parte del mismo establecimiento, se discute aun el porcentaje de mujeres para el ingreso a un cargo público (ley 581 de 2000), convirtieron a la mujer en una estadística más con la incorporación al código penal el delito de feminicidio, enmarcado dentro de un populismo punitivo, las cifras de violencia intrafamiliar no cesan, el desempleo campea y para completar si el legislador no se ocupa de su higiene menstrual, nadie se da por enterado.

El problema es el sistema de salud precario, y el Ministerio de salud guarda silencio, el llamado es al poder ejecutivo que, del presidente hasta el último de los alcaldes, promuevan todas las acciones que conlleven a una mejor calidad de vida, y no como suele suceder, depender de la ley la cual siempre será amplia, general, abstracta y confusa. No se necesita que se expida una ley más para conjurar un problema de salud pública que siempre ha existido, se requiere es una mayor efectividad de los órganos competentes, que se cree la necesidad e incluya en el plan de desarrollo para que se asignen los recursos con este fin específico, de lo contrario la ley será un canto a la bandera y seguiremos en las mismas. No más eufemismos, que la invisibilidad de la mujer, no sea la regla.  

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