Por: Alain Perdomo Herrera
El título de esta columna parece inverosímil, etimológicamente la palabra suicido de origen latino, se conceptualiza en la literatura científica como el acto deliberado y voluntario por el cual se acaba con la propia vida. En tanto que la razón desde el punto de vista psicológico es la virtud que tiene el ser humano para reconocer, cuestionar, debatir y aclarar conceptos, que en ocasiones lo han llevado a la autodestrucción y destrucción de sus semejantes, teniendo como argumento las más variadas ideologías o corrientes del pensamiento, ejemplos por doquier, guerras, magnicidios, desplazamientos, migraciones entre otros fenómenos.
Por naturaleza las personas son buenas, incluyendo a todas aquellas que en contravía de los principios y valores cometen actos contrarios al buen proceder; tal vez por “la fuerza de la costumbre” como cita Albert Camus en su genial obra L’ Étranger, es que se cometen las peores atrocidades. La violencia en todas sus manifestaciones parece ser el común denominador, el panorama plantea que no se vive, sino que se sobrevive ante tanta barbarie.
La razón puede estar falseada por una mala educación, que es diferente a instrucción, se puede tener mucho conocimiento y talento, pero se es un mal ciudadano, un mal vecino, un mal gobernante o un mal jefe y se termina aceptando que el fin justifica los medios; por esa razón se humilla, se persigue, se asesina, algunos funcionarios se apropian del dinero del erario, los delincuentes hacen lo suyo en la calle, se invaden tierras, se secuestra, se extorsiona, se ofrecen cuantiosas recompensas por información de lo cual nunca se sabe el resultado, todo se vale en esta sociedad y para completar culturalmente nos han vendido la idea de que si no nacimos en Europa o Norte América, nacimos en el lugar equivocado.
El suicidio de la razón permite acabar con la vida de otra persona sin importar sus consecuencias. Muy triste lamentable el vil ataque a una patrulla de policía en el área rural de la Inspección de San Luis del municipio de Neiva, en el que cegaron la vida siete uniformados. La vida de un policía transcurre como la de cualquier colombiano, algunos de ellos escogieron el servicio social desde esta respetable institución como una vocación, otros como fuente de empleo para garantizar su proyecto de vida y la de sus familia, sin embargo, la razón de la mente delictiva de sus asesinos, no dio para entender que al policía lo adornan muchas virtudes y por desgracia lo acompañan así mismo algunos defectos, en fin, tiene derecho a equivocarse ya que es tan humano como cualquier mortal, incluyendo a su verdugo. El policía cumple sus deberes y funciones en la calle y en el campo, con personas de la más variada especie y condición, en su actividad debe tratar igual al humilde que al potentado, el sabio e ignorante, todos ellos son iguales y merecen el tratamiento considerado. El policía es para muchos colombianos, el único medio concreto y objetivo de ponerse en contacto con el principio de autoridad de los gobernantes. Por eso es tan sabia la mención popular en especial la del campesino, quien al ver acercase al policía a su parcela, dice, con seguridad y confianza, ahí viene la ley. El respeto a la vida y la integridad de sus semejantes, son su más arraigada convicción. Abrazo fuerte y solidario a sus familias.
La mente es muy frágil, mañana ya no se recuerda, los hechos son flor de un día, aparece una nueva forma de expresión a modo de velatón, no pasa nada, las cifras de víctimas de cualquier bando aumentan, las estadísticas se ajustan como el sastre, a la medida, y eso que razonamos, que tal que no. Que tengas un excelente día.