Por: José Eliseo Baicué Peña
Con los albores del siglo XXI se dio el comienzo de un fenómeno mundial caracterizado por el interés de varios gobiernos en buscar mejores condiciones de vida para los ciudadanos desde la base de las nuevas tecnologías, de la innovación y de un desarrollo urbano sostenible.
En este contexto surgió la idea de pensar en Smart Cities o Ciudades Inteligentes con el componente tecnológico y en función del mejoramiento de servicios como movilidad, agua, infraestructura, economía, sostenibilidad ambiental, información, algoritmos, big data, inteligencia artificial, entre otros aspectos.
Claro, que el concepto de ciudades inteligentes también está soportado en la implementación de políticas y planes que contribuyan a la solución de esos problemas comunes de la comunidad.
Es decir, que las ciudades inteligentes dan respuesta a esta serie de problemas a través de tecnologías modernas, contribuyendo a tener una administración más accesible, inclusiva y eficiente. Todo esto, lógicamente, se traduce en mayor desarrollo socio-económico y en mejoramiento ambiental. En Latinoamérica, Medellín es considerada un caso de éxito en este concepto de ciudades inteligentes.
Todos sabemos que hoy la información cumple un papel semejante al que cumplieron las materias primas en el pasado siglo. La economía del saber impulsada por la información y la sociedad del conocimiento está trabajando a pasos firmes y agigantados de la mano del big data y de la inteligencia artificial. Los resultados son sorprendentes en las naciones que han impulsado estas iniciativas y que han destinado buena parte de su pib al desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Este metabolismo urbano, novedoso y emergente, se empodera cada vez más en las mentes de los líderes y políticos que quieren desarrollar estas ciudades y destinos turísticos en el mundo contemporáneo.
Las visiones para Neiva, en este sentido, deben tener un decidido apego a estas concepciones que buscan mejoramientos colectivos y pertinentes para los ciudadanos. Por lo menos, apostarle a dos aspectos primordiales: la accesibilidad y la movilidad. Pues, la percepción de una ciudad inteligente también se mide por los niveles de aceptación que tienen los ciudadanos sobre la misma. Por ejemplo, un hogar inteligente debe tener accesibilidad en este mundo moderno donde casi todo se soporta en acceso a la información.
Neiva, ya está dando los primeros pasos en esa dirección. La conformación de sectores donde se ofrece todo lo que antes solo se conseguía en el centro de la ciudad, es un buen avance. Esperemos que sigan dando avances en movilidad y en seguridad ciudadana.