Por: Luis Alfonso Albarracín
Este editorial lo escribí para la edición de este fin de semana del Semanario TSM Noticias, y con la anuencia de sus directivos me permito transcribirlo para mi columna semanal que se publica en la principal tribuna del surcolombiano, por lo oportuno y pertinente para la opinión pública. Para las familias colombianas, el alza sucesiva de los precios de los combustibles se ha convertido durante las últimas tres décadas en un verdadero dolor de cabeza para las familias colombianas. A pesar de que somos productores de crudo porque tenemos una autosuficiencia en este renglón energético, todos los gobiernos han promovido la indexación a los precios internacionales con el precio interno de éstos, y que debido a la ineficiencia que ha mantenido Ecopetrol que solo defienden los intereses del fisco nacional y de los inversionistas externos, terminamos pagando los platos rotos los consumidores de este insumo indispensable para la dinámica de la economía colombiana.
Desde los anteriores gobiernos, se había mantenido un proceso gradual del alza de los combustibles, utilizando el denominado Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPEC), con el fin de subsidiar el consumo interno y así evitar un impacto inflacionario de grandes proporciones a la economía colombiana. Desde que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, lo creó a en 2007, han venido presentando declaraciones de inexequibilidad por parte de la Corte Constitucional en los siguientes periodos presidenciales, hasta que el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón y el de Iván Duque Márquez, lograron ponerlo en marcha. Así se lograron acumular recursos cuando el precio de combustibles en el país es mayor al precio externo, para no descapitalizarlo en la situación contraria. Por este motivo, hemos tenido subsidiados los combustibles. Pero, no cometa este error histórico de subirlos. Usted tiene otras alternativas.
A pesar de ello, estos entes gubernamentales se han acostumbrado de subir periódicamente este precio de los combustibles que representan el 12% de la estructura de costos de las organizaciones empresariales del país y que terminamos pagando estos incrementos, porque son trasladados a los consumidores a través de la vía de precios de los bienes y servicios. Por este motivo, es inaudito que un recurso natural que poseemos, no podamos aprovecharlo. De cada 100 dólares que producimos en el territorio nacional, a través de la explotación y producción de hidrocarburos, solamente entran el 6% a las arcas del Estado.
El gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego debe de corregir de raíz esta distribución desigual que ha sido promovida por los gobiernos anteriores. Coloquemos una distribución del 50-50. La mitad para las empresas multinacionales y el resto para nosotros. Así amenacen con irse del país, no se van, porque así con esta repartición, es un jugoso negocio para éstas. Igual situación sucedió en el Ecuador cuando el expresidente Correa tomó la decisión de formular una política pública de 70-30. El porcentaje mayoritario fue para el Estado Ecuatoriano. Con ello se construyeron 7000 kilómetros de autopistas y de grandes obras de infraestructura que catapultaron el desarrollo y la competitividad de este país. Igualmente, la sociedad de este país goza de unos precios baratos de los combustibles, que representan el 50% del costo que pagamos en Colombia.
Presidente Petro. Usted es una persona bien intencionada. No necesita modificar la estructura tributaria del país, ni incrementar precio del galón de la gasolina. Inclusive con ello, podemos reducirlo. Con dichos recursos, podría financiar todos sus programas sociales y económicos que se propone desarrollar durante el presente cuatrienio. Aprovechemos lo que la naturaleza nos brinda, así no tengamos la posibilidad de generar valor agregado a estos hidrocarburos como lo realizan los países desarrollados. Lo anterior por la incapacidad y el atraso tecnológico que tenemos en la industria de la petroquímica. Animo presidente. Usted tiene la palabra.