Por: Martha Cecilia Andrade Calderón
Germán Liévano Rodríguez, un ser integral que rompió fronteras para ocupar un lugar privilegiado en el escenario médico mundial.
El pasado 26 de septiembre fue el día del Cirujano en Colombia, un marco perfecto para la Tertulia El Botalón, quien recibió con mucha alegría al invitado especial, esta vez, al maestro de la cirugía huilense, Germán Liévano Rodríguez. Compartir su historia de vida fue toda una aventura. La disertación del médico se hizo en una anecdótica narrativa que fluyó como una obra cinematográfica en donde las fotografías acompañaban sus palabras, y el público, le seguía el suspenso de sus heroicas acciones. El humor y la picardía, que bien lo expresan sus ojos claros al hablar, solo se detuvieron en dos compases musicales con que acompañó su recorrido.
Una formación integral ofrecida por los jesuitas
Aunque se siente netamente opita, nació en Bogotá, en el hogar formado por el médico pediatra Uldarico Liévano, huilense y la santandereana Gladys Rodríguez, allá por los años cuarenta. Sus primeros estudios transcurrieron entre el Instituto Parra Ramírez de Gigante y el Instituto Bolívar en Neiva. Pero fue en el Colegio San Bartolomé de La Merced de Bogotá, donde se hizo bachiller en 1961; allí se fortalecen los cimientos cristianos de amor, solidaridad y justicia social, que desde niño tuvo. Esta formación le sirvió como baluarte para toda su existencia. Él lo cuenta, pero los hechos lo expresan mejor.
Universitario, líder estudiantil e insurgente
Con criterio ya muy profesional, el joven bachiller prefiere la Universidad Nacional para estudiar medicina e ingresa con tan solo 15 años, cuando no recibían menores de edad. Allí en plena primavera universitaria, se vincula a grupos religiosos católicos, a grupos de estudio académicos pero que leían y analizaban a su vez textos ideológicos; ese era el ambiente de los universitarios rebeldes de toda Latinoamérica; no obstante, aparecieron en muchos países grupos armados insurrectos. La misma música que escuchaban en esas sesiones les incitaba a la rebelión: “Todos queríamos viajar a la plaza roja para conocer a Natalie y tomar un chocolate en el café Poushkin”.
Se vivía por aquella época una formación de izquierda que surgía del puente entre lo ideológico y lo religioso, este último apuntalado por el Padre Camilo Torres, quien luego dejaría la sotana para ingresar como soldado raso a la guerrilla. La muerte del sacerdote (1964) agitó las conciencias estudiantiles y muchos “pensamos en su momento, irnos a luchar como él”, recuerda el galeno, con la nostalgia que se siente al escuchar los acordes de Víctor Jara: “Donde cayó camilo nació una cruz, pero no de madera sino de luz. ¡Lo mataron cuando iba por su fúsil, Camilo Torres muere para vivir!
Se hizo líder y como representante estudiantil y presidente de la Federación Universitaria Nacional FUN, se entrevistó con el entonces presidente de la República, Lleras Restrepo. Por aquel entonces, se casa con una linda panameña, Gloria Segundo que le ha acompañado por toda la vida. Hecho curioso, fue que el día de su matrimonio tuvo que atender a 30 pacientes en la iglesia de Golconda, semillero de la Teología de la liberación en Colombia.
En dicha condición, representante y líder estudiantil, fue perseguido. Afirma, “Las luchas universitarias eran las mismas de hoy”. Es cuando resuelve irse como insurgente y en una toma de armamento, fue detenido y convertido en preso político por rebelión. Afortunadamente hubo una amnistía para los presos políticos estudiantiles y pudo salir pronto.
Regreso a la vida civil, médico y especialista
Con autodeterminación y desencanto toma la decisión de abandonarlos movimientos revolucionarios y dedicarse a la medicina. Al regresar, fue señalado por la sociedad neivana, quien lo excluía y lo miraba con recelo. Hizo el rural en Gigante. Allí inicia su labor como cirujano y adquiere gusto por ser cafetero. Luego, 1975, logra hacer la Residencia en Cirugía General en el hospital San Juan de Dios de Bogotá y regresa a Neiva a finales de los años 80, para ser pilar en la recién fundada Facultad de medicina de la Universidad Surcolombiana, en donde fue profesor por 18 años.
Siempre inquieto y en búsqueda, ahora de un sueño por la ciencia, estudia como Becario de JICA-Agencia Japonesa, con grandes maestros en los países de Chile y Brasil. Es nombrado organizador del I Congreso Nacional de Gastroenterología en Neiva, y así comienza su prestigio, destacándose como cirujano gastroenterólogo en muchos eventos a nivel nacional. Fue organizador de la Convención Nacional, 1982. Con méritos, estudios y sapiencia funda luego la Revista Colombiana de esta rama y fue su primer editorialista, para orgullo dice, todavía existe y está indexada a nivel internacional.
Su aptitud y gusto político lo llevó a unirse a Rodrigo Lara y al Nuevo Liberalismo. Estuvo allí en los años ochenta y participó en el Movimiento Blanco Independiente del Huila. Quizás por ello su vocación médica siempre le ha ganado a la política. Prefirió ante la posibilidad de la alcaldía de Neiva, presidir, fundar y organizar eventos de talla internacional. Fue nombrado en Bucaramanga como presidente de la sociedad de Gastroenterología y le dieron dos años para organizar y dirigir el I Congreso Panamericano de Enfermedades Digestivas (1989), allí viajo por múltiples países. Este fue uno de los retos que cumplió, dentro del desafío de ser médico.
A la par contribuía en lo local. Estuvo en la creación y presidencia de la Clínica Central de Especialistas de Neiva, hoy Medilaser. Fundó el Instituto de Enfermedades Digestivas en Neiva, hoy con una amplia cobertura. Fue proclamado como “Maestro de la cirugía huilense”. Socio honorario de varias Asociaciones nacionales. Destacado en el Seminario taller nacional sobre cáncer del estómago en donde salió el Protocolo de Betania (1992) que fue acogido a nivel nacional.
Fue cofundador de la Tertulia El Botalón (2003). Allí estuvo 15 años como presidente. Actualmente, fuera de ser contertulio, es presidente honorario. En esta línea y como gestor intelectual, es fundador de la Tertulia La Gruta Cultural.
Uno de sus mayores orgullos está en haber podido ingresar a las sociedades científicas. Allí recibió distinciones, como el de representar a Colombia en tres congresos mundiales de Gastroenterología, lo cual le enorgullece a él como a su dinastía de hijos médicos y jóvenes nietos, que ahora disfruta. Con ánimo recordó los tiempos en donde se destacó como deportista de riesgo y velocidad en la Motonáutica; campeón de éste, a nivel nacional en 1994.
Para finalizar hizo un saludo especial a la familia a sus amigos, quienes lo ovacionaron y con vehemencia sopesaron sus quilates y reconocieron en él, un ser altruista, servicial, solidario, emprendedor, que no solo aportó a la ciencia, sino a una sociedad que hoy lo aplaude de pie. Las felicitaciones sobraron y no se hicieron esperar en el auditorio. Su testimonio de vida, demostró una existencia bien vivida, hecha con empuje, liderazgo, conciencia y sensibilización, afirmaron los contertulios. Siempre fiel a sus ideas, creencias y actividades, muestra su espíritu de luchador, guerrero, intelectual y científico; nada le ha sido en vano, Dr. Liévano, su versatilidad le permite estar en el escenario internacional para orgullo de todos los huilenses.