Luis Humberto Tovar Trujillo
Como dice la canción; “hace un (seis) años que yo tuve una ilusión y se cumple en este día”, coincide esa canción ranchera, con recordar tristemente, el atraco, que le hicieron los dirigentes políticos a la democracia, esa sí, porque fue el pueblo, quien, en su legitimidad, decidió con el plebiscito, el norte del pais.
También existe la coincidencia desafortunada, que fue toda la dirigencia política, sin excepción, que después de que el pueblo había rechazado ese estofado delincuencial que le llamaron acuerdo, se reunieron en Palacio, no a reclamarle a Santos, la renuncia que había ofrecido, si perdía el Plebiscito, como efectivamente sucedió, sino a fundar una verdadera asociación para delinquir contra el pueblo colombiano.
Asociación delincuencial, aun, sin sanción, de ningún tipo, pero que recibe todos los honores de los estafadores del pueblo, que hoy dirigen con desprecio, y mal querencia popular, los destinos, en contravía, de las decisiones populares.
El pueblo quedo como la parte sur de las vacas que van para el norte; igual sigue sucediendo en la actualidad; de ahí, la descomposición de la sociedad aupada por la desgracia del narco populismo, liderado por los estafadores de entonces, que tienen destrozada la sociedad.
Como decía recientemente un gran pensador político colombiano, en una reflexión ontológica, que ese documento de constitución de esa asociación delincuencial llamado acuerdo de la Habana, al que solo le falta la firma del Centro Democrático, de Uribe, pero que, con sus manifestaciones posteriores, evidentes desde luego, aplaudieron, y siguen aplaudiendo, hasta con gobiernos de su partido, la legitimidad inexistente, de ese acuerdo, subterráneo, en la oscuridad.
Si el pueblo dijo NO, es No; solo intereses delincuenciales no entienden que NO, es NO.
Lo inexistente es imposible de cumplir, precisamente porque es inexistente; así hayan utilizado las maniobras más estrambóticas para legitimar la inexistencia de algo; si no es, no existe; ser, es existencia.
En consecuencia, nadie esta obligado a cumplir ese acto de constitución delincuencial para legitimar el delito, como efectivamente esta sucediendo, donde la delincuencia, desde ese acto contra el pueblo, se dio a las anchas, patrocinado por el gobierno, de desconocer, los derechos connaturales del ser humano.
Hoy el constituyente primario, yace a los pies del narco populismo, atemorizado, y sometido, por miedo, y en la zozobra mas infame, esperando el futuro de la consumación de la delincuencia como forma de gobierno. Utopía en antaño, pero una realidad actual, y actuante.
Estamos viviendo una muerte en vida, por ese atraco. Esperando las nuevas generaciones dirigenciales decentes, pero no como parte de esa utopía.