Por: Gerardo Aldana García
La Ulloa, campiña del municipio de Rivera, a solo 15 minutos de Neiva, se ha convertido desde hace cerca de cuatro años, en uno de los lugares más apetecidos por las familias interesadas en un domicilio alternativo al tradicional de la ciudad. El territorio viene creciendo de forma ordenada mediante la construcción de bellas viviendas sobre lotes campestres que oscilan entre 800 y 1.200 m2 cuadrados. La muy activa dinámica de adquisición de terrenos en el lugar, cuyos precios por M2 cuadrado se mueven entre $80.000 y $130.000., llevó en un principio a pensar que se tratara de una especie de burbuja inmobiliaria; no obstante, el paso del tiempo ha demostrado la sostenibilidad del mercado de lotes para vivienda rural, con una demanda ansiosa de romper los límites que impone la ciudad y la convivencia en espacios cerrados, para integrarse al ámbito de clima, paisaje, agua, aire puro y sana convivencia que se disfrutan en el lugar.
Por su parte, la oferta de terrenos en La Ulloa se caracteriza por disponer de áreas con servicios públicos como la excepcional y pura agua que aún en tiempos de invierno se conserva cristalina, dado su nacimiento directamente desde un manantial en medio de la montaña. Por su parte, la energía eléctrica, gas y manejo de las aguas residuales, tienen las infraestructuras apropiadas merced el concurso de las entidades proveedoras. La tecnología de fibra óptica facilita igualmente el desarrollo de actividades académicas, transaccionales, cine y trabajo en casa.
Las ofertas de alimentos sanos junto a vino de uva, servidos en pequeñas tiendas dispuestas frente a las casas pletóricas de flores multicolores, animan al turista y al visitante a bajarse de su auto y deleitar su paladar.
El olor a cilantro y sabores a naranja, cacao, café, cultivados en las veredas de Monserrate, La Medina, Honda Alta, Buena Vista, La Honda y la propia Ulloa, se funden en una experiencia vital, capaz de soltar a volar la imaginación de un hábitat soñado que se vislumbra desde miradores como El Alto del Vino o el sector de La Primavera junto a los viveros del exuberante territorio.
Los terrenos de La Ulloa son por excelencia planos y llenos de fertilidad, en un suelo negro coronado por toda clase de hierbas, vergeles, huertos y ganados.
Despertar con el canto de gallos y cloar de gallinas criollas, beber un vaso de leche de vaca recién ordeñada, solo se compara con la vivencia natural de los trinos de aves de encendidos colores que se cuentan entre sí el apacible amor de árboles y quebradas.
En La Ulloa, una mano de obra calificada en la construcción de cercos y muros de piedra del lugar, viene adornando la campiña con un lenguaje fresco en las edificación de pintorescas viviendas.
Junto a tantas riquezas naturales, en La Ulloa, el habitante tiene lo que necesita: entidades recaudadoras de servicios públicos y financieros, centros de culto católico o cristiano, droguerías, restaurantes, ferreterías, almacenes de repuestos dé motocicletas, supermercados, hierbas aromáticas, etc.
La clase media y media alta ven en el lugar una excelente opción para invertir en una casa cómoda, segura y agradable, la cual suelen alternar, en algunos casos, con su vivienda en Neiva, o asumiéndola como su domicilio familiar permanente, desde el cual se desplazan a la capital huilense por una vía totalmente pavimentada, llena de verde y agua, a lado y lado.