Los resultados del índice de precios al consumidor (IPC) de septiembre, recientemente publicados por el Dane, ratificaron lo que los analistas del mercado esperaban: la continuación de la disparada de la inflación. La variación anual de los precios llegó al 11,4 %, es el nivel más alto desde hace 23 años. Considerada la más alta desde marzo de 1999, cuando hubo una recesión relacionada con el endeudamiento récord y un incremento acelerado de las tasas de interés. Igual fenómeno se está presentando actualmente. En el mes anterior, el costo de vida de los colombianos aumentó 0,93 por ciento, un dato superior al 0,38 % observado en el mismo periodo del año anterior. Con ello, la variación en lo corrido del 2022 se situó en 10,08 %, siendo superior al dato de 4,33 % del 2021, de acuerdo con el último boletín emanado el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Lo grave para la sociedad colombiana, es el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas registró la mayor variación anual alcanzando el 26,62 %. Neiva se convirtió en la segunda ciudad más costosa en este renglón. Esta casa editorial, realizó un sondeo perceptivo en algunos centros de distribución de alimentos y en la plaza de mercado, y pudo detectar que algunos productos superaron con creces dichos incrementos. Cada día se está presentando un proceso de empobrecimiento de los sectores más vulnerables en el país. No queremos generar alarmas. Pero es la triste realidad que están soportando los hogares colombianos. De acuerdo con el Dane, la yuca para consumo en el hogar se ha disparado 121,41 %; la cebolla, 105,72 %, y la arracacha, ñame y otros tubérculos, 80,27 %. El grupo de restaurantes y hoteles fue el segundo de mayor variación, con un alza de 16,27 %. Dentro de este destacan los crecimientos de las bebidas calientes (18,12 %) y de las comidas preparadas fuera del hogar para consumo inmediato (17,63 %).
Pero los tiempos peores están por llegar. La reforma tributaria que actualmente cursa en el Congreso de la República se convierte en un campanazo de alerta que indica que no se puede seguir afectando el precio de los bienes y servicios y, por ende, el bolsillo de los colombianos, así digan los altos funcionarios del equipo económico, que solo afectará a los grandes conglomerados económicos del país. Todos los expertos coinciden en que cualquier modificación a la estructura tributaria del país, se trasladan vía precios a toda la sociedad colombiana. Es indispensable que se exploren nuevas alternativas para recaudar recursos frescos para financiar el nuevo Plan Nacional de Desarrollo que construya y se apruebe el próximo año. Además, crecen los temores de un inevitable deterioro de la economía global, que impactaría a toda la sociedad colombiana.