DIARIO DEL HUILA, REFLEXIONES
Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.
El caso de Unthan es ejemplar por lo siguiente: alcanzó el virtuosismo desde el esfuerzo y el sacrificio, siempre quiso ser reconocido como músico, no como un músico sin brazos o un músico lisiado, sino como un músico en el pleno sentido de la palabra, que no tuviera brazos era para Unthan circunstancial, pero no fundamental para su propósito, por eso nunca buscó la compasión de nadie.
El filósofo alemán Peter Sloterdijk, en su libro ‘Has de cambiar tu vida’ (2012), reflexiona sobre la vida Carl Hermann Unthan (1848-1929), quien fue un violinista virtuoso a pesar de haber nacido sin brazos. Cuando aún era niño, Unthan sintió el profundo deseo de tocar el violín, por lo que pidió que le adaptaran el violín a una base fija en el suelo, para él poderlo tocar con los pies. Ante el asombro de todos, no sólo logró tocar el violín, sino que lo hizo de forma virtuosa, es decir: lo hizo de forma excelente. Desde Aristóteles la virtud consiste en eso: en alcanzar la excelencia. La virtud no consiste en cumplir los parámetros morales de una sociedad, sino en realizar acciones excelentes y superiores.
El caso de Unthan es ejemplar por lo siguiente: alcanzó el virtuosismo desde el esfuerzo y el sacrificio, siempre quiso ser reconocido como músico, no como un músico sin brazos o un músico lisiado, sino como un músico en el pleno sentido de la palabra, que no tuviera brazos era para Unthan circunstancial, pero no fundamental para su propósito, por eso nunca buscó la compasión de nadie. Él mismo creó su proyecto e ideal de vida, en la siguiente afirmación: “Me agarraré con puño de hierro, lo sacaré todo de mí mismo” (pág. 65). Es por eso que decir que Unthan fue un violinista virtuoso “a pesar de” haber nacido sin brazos, es equívoco: Unthan llegó a ser virtuoso debido al esfuerzo, al sacrificio y porque fue más allá de sus propios límites.
Pero la reflexión de Sloterdijk es profunda, en tanto permite comprender que la condición de Unthan, es la condición de todos los seres humanos. Los seres humanos no estamos determinados ni genética, ni biológica, ni social, ni culturalmente. Hay condiciones previas, pero estas no impiden que el ser humano pueda crearse a sí mismo. El ser humano es un proyecto de sí. Somos aquellos que, desde la obstinación, podemos hacer posible lo imposible. ¿Qué significa esto? Significa que todo se puede transformar, que no hay nada que esté determinado de forma definitiva. El cuerpo, las emociones y los pensamientos pueden transformarse totalmente, siempre que se transforme el sistema integral que los sustenta. Este sistema integral es interno y externo; tiene que ver con las condiciones singulares del individuo, pero también con las condiciones sociales. No es verdad que existe un destino: en primer lugar, el destino se debe crear, y, en segundo lugar, si existiera un destino se podría transformar.
El problema es que, en el mundo contemporáneo, los individuos no tienen la capacidad de transformar su destino, porque quien lo determina es el sistema social/económico capitalista que, a partir del entretenimiento de baja calidad, realiza un sistemático ejercicio de estupidización de los individuos. La creación de sí es el verdadero acto de rebelión y revolución, consiste en, al igual que lo hizo Unthan, comprender que no hay límites. Bibliografía.Sloterdijk, Peter (2012). Has de cambiar tu vida, Editorial Pre-Textos. Valencia.
