Por: Adonis Tupac Ramírez
Causa mucha sorpresa para las personas en general escuchar acerca de muertes por suicido de médicos, quienes han mostrado carreras “exitosas” y sin encontrar causas aparentes de los motivos de estas decisiones.
Diferentes publicaciones y estudios han analizado las posibles causas de estas muertes, pero aún faltan estudios más profundos y completos.
¿Cuáles podrían ser las causas?
Desde mi punto de vista como profesional de salud he analizado y estudiado este tema encontrando diferentes aristas para la discusión.
- La depresión: es una epidemia de la sociedad actual, oculta, mal diagnosticada y manejada; dentro del gremio médico manifestar que se tienen síntomas de depresión, cansancio o tristeza es sinónimo de debilidad y es muchas veces mal visto por los colegas. Durante nuestra formación como especialistas somos sometidos a extenuantes jornadas laborales sin dormir, llenas de situaciones de estrés, ansiedad y altas cargas de responsabilidad lo cual en muchas ocasiones nos genera angustia, ganas de renunciar o desfallecer terminando a veces en verdaderas depresiones. ¿Cuantos médicos en estos casos han consultado? No hay estadísticas y la gran mayoría prefiere callarlo conllevando a problemas familiares y fracasos en las relaciones interpersonales y sentimentales.
- Síndrome de Burn-Out: O síndrome del desgaste profesional, descrito hace unos años, consiste en el cansancio y verdadero desgaste por las extenuantes jornadas laborales sin adecuado descanso y sin encontrar una remuneración no solo económica sino emocional al trabajo que se realiza.
- Inadecuadas relaciones familiares, esto como consecuencia de la gran carga laboral que a veces consume todo nuestro tiempo y nos impide encontrar espacios para compartir en familia.
- Decepción por no lograr una vida académica: muchos al terminar su formación profesional quieren dedicarse a la investigación, enseñanza y poder publicar sus trabajos en prestigiosas revistas pero se dan cuenta que casi es imposible porque estas actividades no generan remuneración económica, requieren una infraestructura y demandan gran cantidad de tiempo.
- Altas expectativas sociales y una mala planeación económica: al iniciar nuestras vidas profesionales los estándares sociales por los que muchos se dejan regir los llevan a conseguir grandes deudas para lograr un “estatus social”, teniendo que asumir grandes jornadas laborales, escaso descanso y vida familiar.
Queda mucho por hacer en las escuelas de medicina como enseñar a administrar el tiempo, administrar el dinero, crear conciencia en realizar actividades alternas y generar espacios para la vida saludable, romper el tabú de la depresión y su diagnóstico adecuado.