Aníbal Charry González
Una persona sufre de un trastorno delirante según la ciencia médica, cuando tiene una creencia falsa de algo que está ocurriendo, demostrativo de su patológico comportamiento que la hace sostener sandeces sin ningún soporte real con el fin de crear zozobra en un determinado medio social con propósitos desviados que apuntalen su delirio causado por circunstancias que la han afectado sensiblemente, al punto de perder toda conciencia para juzgar objetivamente una situación, creyendo que está cumpliendo a cabalidad su misión trastornadora alejada por supuesto de lo que constituye la realidad.
Pues bien: el precandidato presidencial Enrique Peñalosa afectado profundamente por su fracaso como tal y por el triunfo inesperado por el establecimiento que siempre negó esa posibilidad -como lo hizo el subpresidente Duque haciendo abusiva campaña electoral-, autodenominándose como petrólogo presumiendo mendazmente de su conocimiento, en una entrevista que le hiciera la no menos trastornada Vicky Dávila por el triunfo de Petro para la revista Semana, afirmó afectado visiblemente por su trastorno mental viendo las ejecutorias sin antecedentes en escasos 100 días, que en esa condición está convencido que éste busca por todos los medios como se va a quedar 15 años en el Gobierno.
Y digo que es palmario su trastorno delirante, en primer lugar, porque se autodeclara petrólogo para sustentarlo, y en segundo lugar, porque nada de lo que ha dicho y hecho el presidente Petro puede respaldar su delirio para pretender perpetuarse en el poder, que requeriría acudiendo a las vías del derecho y la institucionalidad como lo viene haciendo para impulsar sus trascendentales cambios, de una reforma constitucional apelando al constituyente primario prácticamente imposible de convocar con ese propósito, que requiere de la aprobación de un proyecto de ley que la convoque, salvo que se declare dictador como lo sugiere en su delirium Peñaloza, contrario a la realidad democrática de la elección y el ejercicio del poder por parte de Petro.
Lo que sí está tratando de hacer el trastornado Peñalosa de mala fe metiendo terrorismo social y político, fungiendo como Casandra del desastre haciendo el ridículo, es alertar sobre una situación imposible de suceder que se estrella con la realidad que ha demostrado el Presidente, aterrado sí con la posibilidad de que las políticas y las reformas que viene haciendo su Gobierno en beneficio de la sociedad más vulnerable como lo prometió en su campaña duren 15 años en el poder producto del respaldo sistemático del pueblo, que es bien distinto a su delirio como petrólogo marrullero, que cuestiona perversamente en nombre del establecimiento unas audaces y limpias ejecutorias democráticas desde el Ejecutivo, que como se ha dicho no tienen antecedentes en el país, que ha afectado mentalmente y con razón a la derecha y el establecimiento para sostener sandeces alejadas de la realidad como lo hace la oposición y Peñalosa tratando de socavar con perfidia el gobierno del presidente Petro, pero logrando el efecto contrario ante la opinión pública que ve la legitimidad y bondad de sus acciones para nuestro lacerado y empobrecido pueblo.
