Durante el periodo del presidente Gustavo Petro, la sociedad colombiana ha notado el afán reformista de toda la institucionalidad colombiana, como si estuviera funcionando mal en todos los aspectos. Esto es un error. No se puede desconocer el desarrollo que ha tenido la democracia en la mayoría de los sectores que conforman el Estado Colombiano. Desafortunadamente la conformación de las mayorías en el congreso de la República, producto de la detestable enmermelada que el ejecutivo les ofrece a sus integrantes, han generado ese ambiente arrogante y apabullador de seguir aprobando Leyes que pueden generar transformaciones en la dinámica productiva del país, sin que se realice una profunda revisión de sus consecuencias en el futuro para la vida de las familias colombianas.
Pero hay algunas que merecen un mayor debate ciudadano y de los diferentes actores de la opinión pública nacional. Tal es el caso de la reforma al Estatuto Electoral, que busca generar alteraciones en los procesos para las próximas elecciones territoriales y para las presidenciales del 2026. Tal es el caso de la Reforma al estatuto electoral colombiano. Ya se está agotando la vigencia para tramitar una reforma de esta gran envergadura para transformar las reglas democráticas. Ésto no ocurre en ningún país del mundo; es un riesgo para la democracia. Otro aspecto es el mensaje de urgencia. ¿Qué se busca? ¿Qué hay detrás de esta oscura intencionalidad? El código electoral, debe limitarse solamente al procedimiento de las elecciones. Pero le están incorporando otras funciones que no le competen. Le están metiendo normas de reforma política, que enturbian y dificultan la discusión y el debate de èste. Además, existen otros elementos de juicio, que son muy peligrosos para la democracia.
Es que 1.198 registradores municipales, van a desempeñar el papel de autoridades electorales, lo cual significa que se vuelven cargos de libre nombramiento y remoción designados por el Registrador Nacional del Estado Civil, que se los entregará a los diferentes clanes políticos. Recordemos que el actual funcionario tuvo bastantes cuestionamientos por la forma como adelantó el pasado proceso electoral de congresistas y del presidente de la república.
Otro esperpento que pretende que se apruebe. El famoso voto anticipado. Nos puede generar una dificultad con el llamado voto remoto. Cualquier ciudadano desde su casa puede marcar un tarjetón, pero puede haber constreñimiento electoral, a través de presiones indebidas, con un revolver en la cabeza, o con dineros calientes procedentes del narcotráfico de la corrupción. O que en el camino a la mesa de votación le cambien el voto. Aquí se rompe la confidencialidad del voto. Recordemos las hileras de indígenas en el Cauca haciendo cola y con la presencia de grupos extremistas haciendo presión. Es absurda esta medida. Igualmente, con el voto electrónico. Esta iniciativa, nos genera pánico y nos alerta. El congreso tiene la palabra.
