Llegó diciembre y la alegría en todos los hogares colombianos porque celebraremos la época más bonita del año, donde tendremos la oportunidad de integrarnos, a pesar de que estamos atravesando una profunda crisis social y económica. El próximo miércoles 7 con la llamada popularmente noche de las velitas, en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, se comienzan en pleno las festividades de Navidad. Sin duda, un periodo espiritual, fiestero y comercial, por supuesto, pero que cambia los ánimos y, por tanto, es esperado por chicos y grandes. Todos estamos de acuerdo, que lo ideal es que el regocijo y la alegría no desborden la prudencia. Que sea, de verdad, una Navidad para el grato recuerdo, en especial para los niños. En ese sentido, es inevitable volver sobre el uso de la pólvora, en el que vale insistir una y mil veces, con tal de que haya conciencia entre los adultos y se evite esa tragedia absurda y dolorosa de ver a los menores quemados.
Esta es una conmemoración que invita al recogimiento, la unión familiar, las festividades con mesura y el disfrute de lo que ofrece la que sin duda es la época más especial del año. Y, como ya es costumbre, los centros urbanos engalanan sus calles, avenidas, parques, plazas y plazoletas; los centros comerciales se esmeran con adornos y guirnaldas para atraer a la gente, y el comercio se prepara para las celebraciones de fin de año. Para ello es importante que los padres de familia tengan presente las recomendaciones que emanan los organismos de socorro y de las autoridades con el fin de evitar accidentes caseros que pueden ocasionar lesiones a los menores de edad por quemaduras.
En muchas ocasiones las personas adultas patrocinan esta irracional práctica que puede conducir a generar procesos de carácter penal y pecuniario, por permitir la utilización de estos artefactos que a simple vista parecen inofensivos, pero el uso inadecuado de los juegos pirotécnicos, sobre todo en adolescentes y niños pueden crear dificultades y tristezas mayúsculas al interior de las unidades familiares. Desafortunadamente, sigue siendo un lugar común en algunos hogares combinar licores, viandas y voladores, muchas veces con consecuencias nefastas. Heridas cuya huella física y sicológica dura toda la vida. Y, con mucha frecuencia, son los niños quienes padecen la irresponsabilidad de los adultos.
Y así todas las ciudades, grandes y pequeñas, en la medida de sus capacidades, intentan llevar un mensaje de alegría para sus habitantes, particularmente en tiempos de tanta tensión económica. Lo recomendable, como todos los años, es procurar que los niños y jóvenes no usen pólvora ni hoy ni en el fin de año. Infortunadamente, ya se han registrado quemados en algunas regiones del país. En el Huila debemos tener cero quemados.