DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
La promesa de amor eterno que se juraron Juan Sebastián y María del Mar fue de amor intenso, hasta los huesos. Se conocieron ocho años atrás, pocos meses después la luz de un hijo iluminó sus vidas. En la salud y en la enfermedad, así estuvieron unidos hasta que un agresivo cáncer acabó con la vida de la joven mujer que cumplió su sueño de contraer matrimonio con el amor de su vida, poco antes de morir.
En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad y hasta que la muerte los separe, así estuvieron unidos en fe y esperanza esta joven pareja que durante ocho años compartieron sus vidas, hasta que un agresivo cáncer los separó.
María del Mar Valderrama, una mujer de 27 años de edad, estaba tan aferrada a la vida, que su único deseo era ver crecer a su niño de cinco años, sueño que no logró cumplir pues sus ojos se cerraron pese a su incansable esfuerzo para reponerse de un cáncer que le arrebató sus anhelos y de paso, arrebató también los de su familia en cuestión de meses.
Su esposo, fue su fiel escudero, como el rey cuidando a la reina, así estuvo Juan Sebastián Torrejano, hasta el último suspiro de su amada, la misma a la que le prometió cuidar de su niño, hasta el final de sus días.
Hasta los huesos
Juan Sebastián un destacado jugador de futsala y María del Mar se conocieron ocho años atrás, cuando ella tenía 20 y el 21; la atracción física fue evidente, ella una flaca atractiva y él un atlético jugador apasionado por el fútbol.
“Fue una relación muy amena, en muy poco tiempo me enamoré, me gustó todo, su forma de ser, su forma de mirarme, de tratarme, era como siempre había querido a una mujer a mi lado, así era María. Llevábamos poco de novios cuando quedó embarazada y comenzamos a luchar por salir adelante. A veces teníamos problemas, como cualquier pareja, pero con un detalle la conquistaba y ella con una sonrisa me enamoraba más y más. Luego, nació nuestro hijo, que ya tiene 5 años, pero fue una dura lucha por salir adelante, pese a eso éramos una familia feliz”, dijo el jugador.
A la pareja los presentó un amigo, fue el cupido de esta relación prometedora, que a pesar de tanto tropiezo siempre se mantuvo en pie.
María del Mar siempre soñó con casarse, llegar al altar con su pareja, estar vestida de novia y jurarse amor eterno ante Dios con el amor de su vida y padre de su pequeño niño. La boda siempre se postergó, pero una vez vieron como amenaza la agresiva enfermedad el cuerpo de la mujer, decidieron entregar su amor a Dios, y así realizar el sueño de su familia. Se casaron mientras ella luchaba para que la muerte no le ganara la batalla.
Una lucha de amor y salud
“Todo comenzó en junio de 2021, cuando ella presentó un fuerte dolor en el estómago. En ese tiempo le practicaron algunos exámenes médicos, que mostraron unas masas negras, lo que llevó a realizarle exámenes de más rigor y allí se detectó cáncer gástrico. Por ende, procedí a realizar los trámites para que la evaluaran y así fue. A los pocos días le realizaron una cirugía donde le extrajeron el estómago y le hicieron raspado de los órganos que estaban alrededor del tumor”, sentenció Torrejano.
“Desafortunadamente en febrero de 2022, tras unos exámenes de rutina, los resultados hablaron por sí solos: el cáncer había hecho metástasis. Luego de la operación, pensamos que todo iba bien, pero pocos días después volvieron los dolores en las partes íntimas. Tras unos exámenes, tuvieron que volverla a operar, pero los dolores continuaron y con el pasar del tiempo fue perdiendo movilidad y poco hablaba”, manifestó Juan Sebastián.
Mientras se encontraba en la unidad de cancerología del Hospital Universitario de Neiva, la pareja tomó de la decisión de contraer matrimonio, médicos, enfermeras y las cuatro paredes de una habitación, fueron testigos del amor que se juró la pareja el pasado mes de noviembre, sin saber que semanas después, María del Mar, moriría.
Hasta que la muerte los separe
El matrimonio fue organizado por el personal médico, las enfermeras se encargaron de poner bella a María del Mar, su vestido blanco impecable, un arreglo de flores que adornaba su cabeza y una corte de rosas y velos, adornaron la tarde inolvidable.
María del Mar le dijo sí a Juan Sebastián, quien le juró estar con ella hasta el último día de su vida, y efectivamente fue así, la acompañó en la salud y en la enfermedad, y hasta su último suspiro.
Con ella en la camilla y vestida de novia, el jugador se casó ante la mirada de unos cuantos invitados y la compañía de su hijo. Por su tratamiento, la mujer debía estar en el centro médico y la boda no se pudo realizar ni siquiera en la capilla del Hospital o mejor aún, fuera de ella, como lo planearon en varias ocasiones.
“Fue un sueño cumplido con ella, porque siempre habíamos querido casarnos. Me siento feliz y en el interior triste el saber que no logré tenerla más en nuestro hogar. Mi hijo y yo quedamos solos, ya solo quedó el recuerdo en fotos y las caricias que nos brindamos en todo este tiempo. Pero bueno, me siento feliz porque nuestro amor perduro hasta la muerte, luchamos y batallamos por ella y fue en vano”, señaló.
“Primero decidí contar la historia para recibir ayuda, tanto anímica como financiera, no logré cumplirle el sueño a mi esposa, le prometí trabajar fuertemente para comprarle una casa y tener buenos rendimientos en mis juegos de fútbol para estar en un equipo importante, pero no lo logré cumplir porque ya no tenía fuerzas, pero de ahora en adelante lucharé por lo que nos quedó: nuestro hijo”, finalizó Juan Sebastián Torrejano.
Finalizando el mes de noviembre, María no resistió más y su vida se apagó para siempre.
Hoy, su esposo la recuerda como una mujer excepcional, llena de virtudes, la mujer que siempre quiso tener a su lado, pero Dios solo se la prestó por ocho años y para que fuera la madre de su pequeño hijo que hoy a su corta edad no entiende muchas cosas y llora la partida de su madre.
Sebastián lleva de su mano a su pequeño niño a quien trata de explicarle que su madre se fue para siempre en cuerpo, pero que en alma desde el cielo los acompaña, ese es uno de los consuelos que le ha dado ánimo a esta familia de dos a salir adelante.
Visitan su tumba cada semana, le llevan flores y le hablan como si detrás de aquella lápida ella los escuchara. Para Juan Sebastián el amor de su “niña bonita” irá hasta cuando se vuelvan a encontrar.