De acuerdo con algunos análisis en el último siglo han desaparecido más del 60% de los humedales del mundo. Es fundamental resaltar la capacidad que tiene en captar el gas carbono que afecta de manera contundente el medio ambiente.
DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
Colombia es considerado uno de los 12 países megadiversos del mundo, con amplia variedad de ecosistemas representados en selvas húmedas tropicales, páramos, bosques andinos, bosques secos, sabanas, zonas áridas y humedales, estos últimos de gran importancia ecosistémica para el país y el mundo, gracias a los innumerables beneficios o «servicios ecosistémicos» que brindan a la humanidad, entre estos el suministro de agua dulce y alimentos, la conservación de la biodiversidad, la recarga de aguas subterráneas, la reducción de los daños causados por los desastres y la mitigación del cambio climático.
Los humedales son la principal fuente de agua para el consumo humano, la energía y la agricultura, por lo que millones de personas dependen de ellos para su sustento, además son una pieza importante para combatir el cambio climático y limitar el calentamiento global.
El Acuerdo de París sobre el cambio climático reconoce la función que desempeñan los humedales al limitar la cantidad de carbono presente en la atmósfera, por lo que son una solución fundamental para afrontar el cambio climático y para mantener la temperatura mundial muy por debajo de 2º C.
Estos ecosistemas constituyen barreras importantes contra la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad, reducen el impacto de las inundaciones, las sequías, los ciclones y otros fenomenos naturales.
Desempeñan una importante función en la mitigación, ya que son los sumideros de carbono más eficaces del planeta, en especial las turberas son particularmente importantes, ya que almacenan el doble de carbono que toda la biomasa de los bosques de la Tierra.
A pesar de su gran importancia, la tasa de pérdida de humedales de al menos un 70% de los humedales del mundo por cada 100 años ha disminuido en Europa y se ha mantenido baja en Norteamérica. Lo pero es que seguimos perdiendo humedales a un ritmo del 1 % anual, que es mayor que la tasa actual de deforestación.
En un contexto en el que queda poco tiempo para lograr los objetivos de reducción de las emisiones mundiales de carbono – al menos un 45 % antes de 2030 – y limitar así el calentamiento global a un nivel por debajo de los 2 °C, los humedales constituyen según los promotores del proyecto una solución natural añadida para contribuir a la consecución de este vital objetivo.
Aseguran que los beneficios de los humedales son innegables: desde el punto de vista de la biodiversidad son un extraordinario patrimonio natural al albergar más de 100.000 especies conocidas de agua dulce, una cifra que aumenta continuamente.
A lo que hay que añadir que, bien conservados, no son sólo reservas para la biodiversidad, también son una garantía de agua y de producción de alimentos, además de ser identidad territorial, atractivo turístico, espacios para la investigación, pero también para el ocio y la relajación.