Deshojando margaritas
Por Margarita Suárez
Comienzan las novenas navideñas, oportunidad para departir con la familia y amigos una bella tradición, que culmina con el nacimiento de Jesús el 24 de diciembre. Es importante que no todo sea rumba, por el contrario que haya recogimiento en torno a la novena cuyos textos traen enseñanzas para todos y en especial para nuestros niños que necesitan crecer entendiendo la diferencia entre el bien y el mal.
No quiero ser aguafiestas, pero recomendamos en esta época del año además del cuidado con la pólvora, abstenerse de consumir licores de dudosa procedencia. Hay que tener precaución, si se va a adquirir alcohol debe hacerse en sitios seguros y certificados, verificando procedencia de la bebida, sellos no alterados, consistencia en color del líquido y estado de la botella. Si el envase no tiene código QR que permita identificar su origen, sospeche de un precio muy económico, es preferible pagar lo normal y evitar las graves consecuencias de tomar licor adulterado. Bueno y si ya metió la pata… suspender el consumo si alguien se siente mal como por ejemplo náuseas y vómito o afectación en su estado de ánimo.
Verifique su bienestar, necesidad de hidratación o alimentación, y si es pertinente active un plan de emergencia para salvarle la vida. No acepte el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad, así sean de buena calidad. A edades tempranas tiene mayor riesgo de convertirse en consumo problemático, presentar complicaciones e incluso generar convulsiones. Algo importante: no envase alcoholes en recipientes sin rotular y nunca los deje al alcance de los niños. Aquí me viene a la memoria la historia de un personaje cuya esposa falleció envenenada porque consumió una sustancia tóxica que estaba envasada en una botella de aguardiente.
En medio de una parranda se acabó el licor y ella con tragos en la cabeza buscó más bebida y encontró la botella que la llevó a la muerte. Otra recomendación que es obvia pero no siempre se atiende, es evitar conducir, o subirse a un vehículo manejado por una persona que esté bajo el efecto de una bebida alcohólica, esto aumenta el riesgo de accidentes y desenlaces fatales. Más que evitar, es nunca hacerlo. Para eso hay taxis, como dice la propaganda: “Entregue las llaves”.