Parapeto
Julio Bahamon
En el Perú, el expresidente Pedro Castillo se extralimitó en sus funciones, y en un acto torpe y mal calculado, resolvió dictar una disposición mediante la cual quiso disolver a una de las tres ramas en que está dividido el poder público, en su caso, pretendió darle un golpe de estado al Congreso de la República del vecino país. La reacción no se hizo esperar, y por su torpeza e incompetencia fue destituido de la presidencia por el órgano legislativo de su país.
En el nuestro, el presidente Gustavo Petro en un acto de prepotencia inusitada, fuera de toda lógica anuncio, sobre pasando sus atribuciones legales, de que él, daría la orden de liberar, antes de navidad, a todos los malandros presos por orden judicial, autores de distintos delitos relacionados con el orden público durante las manifestaciones violentas que patrocinaron algunos políticos afectos al Pacto Histórico, aupados por el mismo candidato entonces, el señor Petro, con lo que estaría desconociendo a otra rama del poder público como es la rama Judicial. Un golpe bajo a la justicia en nuestro país. ¿Cuál la diferencia en lo que hizo el expresidente Castillo en contra del soberano poder del Congreso del Perú y lo que ha querido hacer Petro, como presidente, en contra del poder soberano de la Justicia?
El solo anuncio de que el, personalmente daría libertad a los presos, vándalos de lo que han llamado la primera línea de ataque, ha provocado que la violencia en Colombia se haya disparado en todas las regiones, en razón a que los criminales y potenciales delincuentes se sienten amparados por el ejecutivo, lo que los ha animado para recrudecer su acción violenta en contra de la ciudadanía, a sabiendas de que en este gobierno ser pillo paga, y que si los cogen en flagrancia en esa clase de desmanes, y si llegaren a ser condenados, el mismísimo presidente de la república los sacara de la cárcel llevándose por delante a la justicia, a los jueces y magistrados de la nación.
No señor presidente, esas funciones le son prohibidas por la constitución nacional y están reservadas a la fiscalía general de la nación, a los jueces de la república y a las altas cortes del país. La división de poderes es regla de oro en nuestra democracia y cuando una de las ramas se sale de orbita pone en riesgo a las instituciones y pueden provocar colisiones y choques innecesarios que se deben evitar a todo trance.
Con razón la señora Procuradora general de la Nación Margarita Cabello Blanco se manifestó, y puso la alarma sobre el aumento generalizado de delitos en el país. “Asistimos a un lamentable repunte de la violencia en varias regiones “afirmó. En este gobierno, que paradójicamente el mismo presidente lo ha denominado: “potencia mundial por la vida”.
Lamentable la falta de coherencia del ejecutivo y el triste el papel que cumple el partido liberal, la representación congresional del partido conservador y el de la U, ha hecho resurgir el “romanismo” en el congreso de Colombia, la traición está a la orden del día, los unos y los otros traicionan a sus militantes y terminan acompañando a partidos disimiles a los suyos. Todo a cambio de favores, palancas y roscas, lo que Carlos Lleras denomino, despectivamente, “el lentejismo” que son aquellos políticos que aceptan cargos en un gobierno contrario a sus principios.
