La creciente inseguridad ciudadana que vive la sociedad colombiana, no solo se está presentando en las zonas urbanas y rurales de los municipios. Se han detectado casos de hurtos en los principales centros comerciales del país. La creatividad y el ingenio de estos delincuentes ha llegado a extremos inimaginables que, con artimañas y engaños, logran hurtar algunas pertenencias de personas descuidadas que deambulan desprevenidamente por los pasillos de estas grandes superficies. Ninguna familia se puede descuidar, porque sus pertenencias corren peligro. Lo increíble es la utilización de menores de edad que están siendo entrenados hasta por sus propios padres de familias. En las colas para pagar las compras en los respectivos cajeros, éstos se ubican estratégicamente para aprovechar los descuidos para extraer de sus carteras, con una agilidad felina, sin que lo noten oportunamente.
Paralelo a estos casos, los cajeros automáticos son otros sitios predilectos para estos delincuentes, para hurtarle los dineros que sacan de estos dispositivos electrónicos. En algunas ocasiones, colocan una reja o algún elemento que obstruya el compartimiento de salida de los billetes; de esta manera cuando se hace la transacción el dinero, nunca sale del cajero, mientras tanto los ladrones aprovechan algún instante cuando el usuario sale a buscar ayuda para ingresar y llevarse el botín. A pesar de que las autoridades se encuentran en alerta máxima durante esta temporada decembrina, no hay que descuidarnos. Los usuarios de los bancos que utilizan dispositivos electrónicos deben abstenerse de suministrar información personal, ni contestar las llamadas sospechosas que les hagan a sus celulares.
El desespero de estos hackers para utilizar estos procedimientos con el fin de apropiarse de sus sistemas operativos, en infinita. Dichos trucos, deben evitarse para la seguridad de sus recursos monetarios. Igualmente, las bandas magnéticas que son utilizadas por los delincuentes para robar información de manera electrónica de las tarjetas obligan a los usuarios de estos cuasidineros a ser precavidos para evitar el hurto de sus datos financieros que los conduzcan a estos maleantes, para apropiarse de sus dineros.
Estos actos delictivos antes ocurrían solamente en las zonas urbanas de las ciudades. Por este motivo, los clientes, acudían con seguridad a los centros comerciales, con el fin de desarrollar sus compras. Desafortunadamente estos ambientes donde se gozaba de una tranquilidad y paz interior se han venido convirtiendo en algunos focos de inseguridad, por los atracos recientes ocurridos en otrora, en algunas ciudades capitales. Y esa sensación es producto de experiencias propias o de personas cercanas o de las historias que a diario reflejan los medios de comunicación. Contra estos hurtos toda estrategia que se aplique podría quedar corta, pero un conjunto de medidas que arrojen resultados concretos reduciría la percepción de inseguridad en los grandes establecimientos comerciales. Y eso ya sería una ganancia.