La decisión presidencial de comprar 16 aviones Rafale de origen francés para reemplazar la flotilla de Kfir que completa su vida útil en diciembre de 2023, ha polarizado a la opinión pública. Inicialmente se adquirirán 5 de estas modernas aeronaves que contribuirán a la seguridad del país. Se espera en 10 años, completar la flotilla de éstos. Esta idea viene de gobiernos anteriores. Según lo anunciado por el ministro de Defensa, los recursos quedaron definidos por el Conpes del anterior gobierno, para hacer esta primera inversión, que es necesaria, pues la vida útil de los Kfir que usa Colombia, de fabricación israelí, está por terminar y además sus repuestos son muy costosos. De hecho, desde el anterior gobierno deIván Duque se había hecho la advertencia sobre la expiración de los Kfir en diciembre de 2023 y que era necesario comprar una nueva flota de aviones que garanticen la soberanía y la seguridad nacional.
Los Rafale C/F3 fabricados por la francesa Dassault Aviation son descritos como aviones caza con la garantía de un grupo de capacidades que han denominado Omnirole, es decir: de defensa aérea, superioridad aérea, reconocimiento, orientación dinámica, interdicción de precisión aire-tierra, ataques anti-barcos, disuasión nuclear y reabastecimiento de combustible de compañero a compañero.
Además, la casa matriz de estos aviones los ha descrito como un monoplaza de la Fuerza Aérea, el Rafale B de dos asientos de la Fuerza Aérea y el Rafale M monoplaza de la Armada cuentan con la máxima similitud de fuselaje y equipo y capacidades de misión muy similares.
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Todos conocemos que en medio de la creciente polarización que vive la sociedad colombiana, esta decisión ha sido controvertida por algunos sectores que lo critican por el proceso de debilitamiento progresivo a que han sido sometidos, las fuerzas militares del país, para contrarrestar el accionar violento de los grupos narcoterroristas que se pasean libremente por las montañas colombianas. Se espera que no los vayan a dejar parqueados en los hangares, sino que sirvan para combatir a estas organizaciones que están diseminando en todo el territorio su esquema belicista, ampliando las áreas sembradas de coca, que es el combustible que soporta su accionar que está afectando el bienestar de las familias colombianas.
Durante la campaña presidencial, esta decisión que había tomado el anterior presidente Duque se convirtió en el centro de debate, que se oponían a la compra de estos aviones, que costaban 14 billones de pesos. Ahora costarán 26 billones de pesos. Y el principal contradictor era Gustavo Petro Urrego. Se desconocen los motivos por esta metamorfosis que ha sufrido ahora que ocupa el cargo de ser el primer mandatario de los colombianos. De nada ha servido la férrea oposición de algunos integrantes de su bancada congresional, quienes se oponen rotundamente a esta compra.
