Por: Julio Bahamon Vanegas
Parapeto
¿Un candidato?, ¿un presidente? ¿O, quizás un Estadista?, ¿Y Ud. que prefiere?
¿No estamos ya cansados de tanto escándalo, de tantas mentiras, de tanta regularidad?, Les confieso que yo ya me cansé de ver a mi país desmoronándose, poco a poco, pero vertiginosamente sin que, a algunos dirigentes, o a casi la mayoría, nada les importa. La semana anterior salieron a la luz pública unas declaraciones explosivas de un senador del partido de la U, a quien por su alias se le conoce como “el ñoño Elías”. Un verdadero botafuego fueron sus revelaciones con las que desenmascaro el fraude que se orquesto a finales del primer periodo del gobierno anterior contra la justa aspiración de Oscar Iván Zuluaga robándole su elección presidencial. Denuncias que involucran, en la vergonzosa artimaña, a raimundo y todo el mundo, a importantes dirigentes del partido liberal, de la U, a algunos conservadores en el sucio juego de componendas organizadas por directivos de esa campaña y vinculan también a altos funcionarios de la época que se prestaron a que la criminal firma constructora brasilera Odebrecht metiera base en la reelección de Santos distribuyendo inmensas sumas de dinero, a cambio de jugosos contratos con lo cual cambiaron los resultados de la elección. En aquel momento Colombia conoció que, la primera vuelta la gano el Dr Zuluaga aventajando a Santos por más de 300.000 votos y, al cabo de 20 días, en la segunda, pasadas las 4 de la tarde al momento en que se publicaron los datos finales, las cifras le dieron la victoria a Juan Manuel Santos. Fue una patraña vulgar, escandalosa y ahora, conocidas las detonantes aseveraciones del Ñoño se corrobora lo que sospechamos siempre, el ingreso de dineros sucios a la campaña de Santos, manejados por el candidato reeleccionista y el tesorero de la misma Roberto Prieto. Con las acusaciones del Ñoño es una verdad irrefutable que Santos y su combo se robaron las elecciones, hicieron fraude, compraron votos y en la registraduría nacional del estado civil se prestaron para cometer el monstruoso delito. Esa es la verdad, monda y lironda. Afortunadamente esa actuación criminal está siendo investigada por la Fiscalía General de La Nación y se espera que la pesquisa se lleve a cabo con mucha celeridad pues el país exige conocer resultados ciertos e imputaciones judiciales concretas contra los responsables que realizaron tamaño exabrupto. CASTIGOS EJEMPLARES A LOS LADRONES ELECTORALES se deben producir, con la suficiente anticipación, para que retorne la confianza popular en las instituciones de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2.022. Igualmente debe haber una reivindicación y una reparación política y social a favor del Dr Oscar Iván Zuluaga y de su familia. Por eso pregunto en esta columna: ¿Queremos tener candidato?, ¿presidente? ¿O Estadista? ¿Nos arriesgamos a tener candidato para perder?, ¿presidente para seguir en las mismas y con los mismos?, ¿O nos proponemos, con alma vida y sombrero elegir a un Estadista? Yo, personalmente quiero elegir a un verdadero Estadista, a alguien que le quepa el país en su cabeza, un hombre honesto, ordenado y justo con su pueblo y un hombre que con amplios conocimientos sociales y económicos nos saque del atolladero en el que nos encontramos. Parodiando al presidente Alfonso López Michelsen, cuando dijo en 1985 en el momento que se estaba definiendo la candidatura liberal y uno de los candidatos era el Dr. Virgilio Barco, exalcalde de Bogotá y el otro Alberto Santofimio Botero, ¿Y si no es Barco, entonces quién?, Y Barco gano. Es hora de decir: ¿Y si no es Zuluaga, entonces quién?