Amadeo González Triviño
Hace más de un año, se anunciaba por los medios de comunicación que, ante el panorama triste de mucho dolor en algunos hogares huilenses, se requería a las autoridades municipales, departamentales y a los mismos padres de familia, intensificar los mecanismos de control en la comercialización y el uso de la pólvora en temporada navideña.
Y el panorama para lo que ha resultado finales del año 2022, en el Departamento del Huila, es lamentable ya que las mismas autoridades han sido complacientes por la ineficacia de sus administraciones en propiciar la prohibición total de estos artefactos que han arrojado hasta el momento de escribir esta nota, más de treinta personas afectadas por este hecho solo en el Departamento, en tanto que a nivel nacional ha mostrado un alto crecimiento que sobrepasa los mil noventa lesionados.
Por tanto, el Gobierno Departamental del Huila, mediante Decreto 435 del 2022, y en aplicación a lo dispuesto en la ley 2224 del 2022, se prohíbe la fabricación, venta, manipulación, uso, almacenamiento, distribución o comercialización, transporte de pólvora, fosforo blanco, productos pirotécnicos y fuegos artificiales de toda clase en toda la jurisdicción del departamento del Huila. Por otro lado, se prohíbe la venta ambulante, estacionaria o informal de pólvora, fuegos artificiales o artículos pirotécnicos en espacios públicos o sitios que siendo privados trasciendan a lo público, menores de edad o adultos.
Pese a lo anterior, la prohibición se quedó en veremos, porque no se le dio la difusión suficiente y los medios de comunicación se silenciaron para no generar campañas sobre la vigencia de dicha normatividad.
Quiénes son los responsables de dicha situación. A quién hemos de endilgarle un poco de responsabilidad punitiva, disciplinaria o sancionatoria por la ocurrencia de estos hechos. Sin lugar a dudar, ante la opinión pública se predica que son los mismos afectados, los principales artífices de su dolor y de su angustia, al no tener en cuenta las recomendaciones y el ejemplo de otros hechos que se han presentado y mucho menos las campañas en las que los gobiernos locales, departamentales y nacionales, invierten cuantiosas sumas de dinero, supuestamente en adelantar actividades de prevención de este dolor familiar. Pero, consideramos que las autoridades tienen plena certeza de que la responsabilidad solo es imputable a la omisión de los controles establecidos para hacer cumplir las normas y disposiciones legales que se han venido promulgando año tras año, sobre la prohibición del uso y comercialización de pólvora en Colombia.
Es decir que Gobernadores, alcaldes y Comandantes de Policía, son los principales protagonistas de estos comportamientos por omisión en el desarrollo y aplicación de las normas restrictivas sobre su uso y comercialización, por cuanto no vale la promulgación de la norma, sino realizamos los procesos para su ejecución y cumplimiento, de resto no pasa de ser un saludo a la bandera.
Es hasta sintomático encontrar que algunos alcaldes de provincia establecen zonas especiales de comercialización y de venta de estos productos, los que, con el paso de las horas en el momento de la celebración de las fiestas tradicionales de navidad y fin de año, ocupan todos los espacios, calles y zonas de alto flujo y de circulación de personas que terminan siendo en gran parte, los afectados por dicho uso indiscriminado y por la explotación comercial que se volvió un gran negocio.
Que los juegos pirotécnicos son hermosos, que la sinfonía de los detonantes con la música y la alegría hacen parte de una tradición, es un hecho cierto, pero lo más preocupante es ver como se afecta y se generan entre la población una actitud permisiva y de nefastas consecuencias en los seres humanos con las consecuencias por el uso y el abuso de los mismos.
Y qué no decir de la forma como se afectan los seres sintientes, como se dice hoy en día, para hacer referencia a los caninos entre otros, animales que sufren y se descontrolan con los ruidos que se generan por el uso de los mismos. ¿Cuándo las normas se harán efectivas? ¿Cuándo el dolor y la tristeza de una persona afectada por el uso de la pólvora, dejará de ser un drama y un problema social?