DIARIO DEL HUILA, CIUDAD
Por: Hernán Galindo
El mal estado y abandono de la zona verde exterior del Cementerio Central de Neiva tiene preocupados y aburridos a los vecinos de la zona, por el desaseo, foco de enfermedades, la inseguridad y el mal aspecto que los afecta.
La tradicional edificación está ubicada en una manzana delimitada por la avenida La Toma, la calle 26 y la carrera segunda, a pocas cuadras de la margen derecha del río Magdalena. Hoy, está rodeada por maleza, escombros, daños en las paredes, la pintura en mal estado y hasta una ‘casucha’ está ocupada por indigentes.
“A algunas personas les da miedo caminar, especialmente por el andén adjunto a la carrera segunda, frente a la canalización de La Toma, al lado de la sede de la Liga Contra el Cáncer. El pasto está muy alto, hay basuras, escombros. Y es aprovechado por gente para hacer sus necesidades”, comentó Felipe Muñoz, residente del sector, quien hizo la denuncia a Diario del Huila.
Reclamos sin solución
En varias oportunidades la comunidad ha pedido que, sobre todo los lunes y domingos, que hay más afluencia de gente, se preste seguridad policial en el Cementerio Central.
“El cementerio está muy descuidado. Rodeado por pasto, árboles desatendidos. Está convertido, en parte, en un espacio público donde unas y otras personas hacen de la suyas. Genera peligro para los neivanos, para los vecinos y los deportistas que entrenan en el área o a personas que a diario salen a caminar”, opinó Raúl Perea.
Este campo santo ha funcionado hace más de 135 años. Fue puesto al servicio el 8 de marzo de 1835. Desde entonces opera bajo la administración de la Iglesia Católica de Neiva, que es finalmente, la encargada de la conservación en articulación con la Administración Municipal, comenta, sin identificarse, un empleado de Ciudad Limpia, mientras observa y barre la calle.
En la zona, emblemática de la ciudad, además de unas pocas residencias, están situados los colegios Departamental y el Instituto Técnico Superior, que reúne a estudiantes y profesores que a diario deben desplazarse por esta ruta.
“Claro, por estos días no hay riesgo para nosotros y los profesores porque la pandemia tiene suspendidas las clases. Pero qué va a pasar cuando regresen las clases presenciales. No hay que esperar. El responsable de cuidarlo debe dar una solución”, señaló Faiver Cardozo, un joven que llega a una de las instituciones en busca de una documentación.
Su acompañante y amigo, Richard Tumbalá, aportó: “Recuerdo que hace poco unos ‘parces’ que iban para la casa, por el andén de La Toma, fueron atracados por un tipo armado de cuchillo que les saltó de la maleza. Es lo que contaron”.
En la actualidad, Neiva cuenta con dos lugares oficiales para depositar los difuntos. El principal es el ‘viejo’ cementerio donde han sido enterrados personalidades importantes de la región, mártires de guerras, políticos e intelectuales.
“Con el paso del tiempo, un gran número de ciudadanos han pedido milagros a estos personajes que en vida fueron especiales o controvertidos. Buenos y malos, por donde se les quiera mirar”, comenta el ex administrador Jorge Consuegra.
Los ‘milagrosos’
¿A usted le han hecho algún pedido? ¿Alguna vez se animó a solicitar un favor especial? “Una vez, que estaba muy necesitado por una enfermedad familiar, de un hermano, acudí a la tumba de don Hernando Moncaleano Perdomo, el médico de los pobres, como se le conoce. Pero, la verdad, no tuve respuesta positiva”, comenta con tristeza en los ojos, mientras de acomoda las gafas.
Sin embargo, muchos fieles creyentes mantienen la fe. Se sabe de testimonios que cuentan que sus peticiones han sido escuchadas. Por eso, con el paso del tiempo estas tumbas son veneradas como “tumbas de santos”.
Las más visitadas, históricamente, son las Reinaldo Matiz Trujillo, uno de los hombres más importantes del Siglo XX en Neiva; la de Saúl Quintero, un bandolero de la época de la violencia en Colombia, ‘El Santo Guerrillero’; Rodrigo Cabrera, un joven que murió a los 18 años de edad, y la ya mencionada de Moncaleano Perdomo.
Qué dice la gente, le preguntamos a Consuegra: “Pues que gracias a ellos ganaron chances y loterías, se curaron de graves enfermedades o sus familiares; sus tumbas están llenas de placas de agradecimiento. Velas y flores”.
El costado occidental, con una calle en mal estado, huecos y pozos de agua de la reciente lluvia, también está invadido de maleza y en mal estado. El deterioro es igual de evidente. Está situado frente a una estación de gasolina, una serviteca de carros y el colegio Departamental Femenino.
“Es muy poca la atención que recibe. Hace rato no se limpian las zonas verdes ni se le echa una mano de pintura a la pared”, de una cuadra de extensión, comenta Rolando Pernía, vigilante.
La entrada principal
Ya sobre el lado de la vía de la 26, entrada principal y única del cementerio no hay áreas verdes. A esta hora, 11 de la mañana, hay muchas personas que asisten al entierro de un familiar o un ser querido. Junto está la venta de flores, en donde se acomodan por los menos 10 puestos que ofrecen una variedad de matas.
“Sí, nos parece bien que le den un embellecimiento general al exterior porque seguramente animaría a más gente a venir a comprarnos flores y serviría para el ornato de la zona contra la seguridad y mejoraría la tranquilidad de quienes tienen alguna relación con el cementerio”, manifiesta Leonisa Rincón, sentada en un taburete de cuero, debajo de una amplia sombrilla de colores.
El otro campo santo de la capital huilense es Jardines El Paraíso, ubicado en las afueras de la ciudad, administrado por la empresa privada Los Olivos que cuenta con un orden higiénico y estético muy diferente al Central.
Aunque la gente entiende que se trata del ocaso del Cementerio Central, piden que “alguien le meta mano”. “La maleza, charcos de agua, tapias dañadas, sin pintar, habitación de indigentes, generador de inseguridad para cualquier persona y de intranquilidad para los vecinos. Afea el sector y es un foco de contaminación. Así no es”, coinciden los entrevistados, ilusionados en que esta denuncia comunitaria les ayude en una solución.
Futuro de campo santo
El Cementerio alberga en su interior más de 135 años de historia de la capital del Huila. En cada uno de los mausoleos, bóvedas y sepulcros guarda el destino final de muchas personas ilustres, del común y hasta desconocidas.
En diversas ocasiones se ha planteado alternativas sobre su futuro y hasta cumplido debates en el Concejo Municipal.
Hay propuestas como reubicarlo por razones de salubridad, la incapacidad para seguir recibiendo muertos y el espacio público especial que ocupa. Y porque la ley exige que los cementerios deben ubicarse fuera del perímetro urbano. En uso del suelo especial.
Por ahora el tema del traslado es una proyección teniendo en cuenta lo que demanda la ley en cuanto a la ubicación del cementerio. No obstante, advirtió que podría pasar mucho tiempo antes que esto se dé.
La proyección es el traslado, buscar un lugar más adecuado a los tiempos modernos y de urbanismo de la ciudad, pero, existe la posibilidad de que el Cementerio Central sea declarado zona histórica o patrimonial.