DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez
Se estrenó con éxito la película “Pepe Cáceres” en los teatros de Cine Colombia. A Neiva no ha llegado, supongo que será presentada próximamente. En el estreno en Manizales, la tierra que hizo las ferias taurinas en Colombia, hubo lleno de “no hay billetes”, la gente llevó bota y el hijo de Pepe, el actor Sebastián Eslava salió en hombros por la puerta grande del cine. Sebastián es uno de los seis hijos del maestro Cáceres, quien en vida tuvo tres uniones y con cada señora nacieron dos hijos, una niña y un varón. Su última relación fue con la pintora Olga Lucía Vélez, madre de Sebastián, quien tenía apenas dos años cuando su padre falleció víctima de una cornada que le propinó un toro en la plaza de Sogamoso, en el año 1987. Cuando Sebastián se interesó en investigar la vida de su padre y recorrer sus caminos, intentó ser torero. Viajó a España, buscó oportunidades, sin embargo, desistió cuando vio que era tarde para empezar y que tenía más talento para actuar que para enfrentar a un toro. A medida que descubrió la grandeza de su padre, se fue entusiasmando por hacer la película. El reto era grande, logró sacarlo adelante gracias a la admiración y el deseo de rendirle homenaje. Por falta de recursos, hizo casi todo: ideó la historia, codirigió la cinta con Camilo Molano y la protagonizó. Alegra el éxito de Sebastián, a quien conocí de niño cuando compartimos con su familia los viajes taurinos. Pepe y Jorge abrieron el camino para dar toros de nivel en provincia, al estilo de la película de Sebastián. Me refiero a que en un comienzo ellos hacían todo: conformaban empresa, toreaban mano a mano y Pepe ponía los toros de su ganadería. La gente había sido engañada antes por empresarios mentirosos, así que los toreros tuvieron que ir a la plaza a pie o en carro de bomberos, vestidos de luces, para que los vieran y se vendieran las boletas. Las plazas se llenaban. En cierta ocasión las dos familias pasamos navidad y año nuevo en un hotel de provincia cercano a donde iban a actuar al día siguiente. Tengo en mente la estampa de Sebastián recostado en el regazo de Pepe mientras lo consentía. Hoy lo acompaña desde el cielo para que siga triunfando en el cine, como lo logró su padre en los toros. Un olé muy grande por ambos.
