Santiago Suarez florez
En los últimos días se presentó el Plan Nacional de Desarrollo y con su presentación se desató una polémica por el detalle de este documento. Dentro de los puntos clave presentados llama muchísimo la atención las facultades extraordinarias que está pidiendo el presidente Gustavo Petro y que afecta directamente al sector minero energético, e incluso aún más preocupante, que pretende gravar a su sector abanderado y principal objetivo como lo es la transición energética.
No cayó muy bien en el sector de la energía que el presidente pidiera facultades extraordinarias para crear, escindir, fusionar, suprimir, integrar, o modificar las compañías en las cuales el gobierno tenga mayoría en la participación accionaria. Es decir, en generadoras, comercializadoras y distribuidoras de energía, lo cual podría provocar un verdadero caos en la confiabilidad de energía en los hogares colombianos. Lo cual le permitiría modificar los precios de la energía aun cuando estos no sean económicamente viables y pondría a prueba la robustez de las compañías del sector.
Otro tema que llama bastante la atención es que el gobierno quiere gravar con un 6% las ventas brutas de energía renovable, si así mismo, su bandera de campaña y principal tema de discusión que ha puesto el presidente Gustavo Petro. El gobierno está proponiendo poner este impuesto a las generadoras de energía renovable no convencional en zonas de mejor prospecto de radiación y con mayor viento. Esto con el fin de incentivar la energía solar o eólica en zonas donde hoy no son tan atractivas, según el gobierno. Realmente es confuso que el gobierno que quiere descarbonizar su economía y dejar de utilizar petróleo y gas, quiera gravar ni siquiera las utilidades, sino que quiere gravar las ventas brutas provenientes de este naciente sector en Colombia. Un sector que hoy en día se encuentra atascado por la UPME, y sigue represando infinidad de proyectos de energía renovable no convencional y hasta el día de hoy no se ve salida alguna para destrabar estos proyectos. Entonces, ¿de verdad es un gobierno que se la está jugando por la transición energética justa? Ni hablar del hidrogeno verde, que aún no tenemos una hoja de ruta clara para poder entrar a ese mercado.
