A pesar de la voluntad de paz, cientos de miles de niños, niñas y adolescentes siguen siendo involucrados en el conflicto.
En el Día Internacional de las Manos Rojas (12 de febrero) –fecha en la que se conmemora la firma del protocolo de la Convención sobre los Derechos del Niño, en el que se condena y prohíbe el uso de niños, niñas y adolescentes en los conflictos armados– se presentó un nuevo informe del Observatorio de la Niñez y Conflicto Armado (ONCA-COALICO) que documenta cifras alarmantes sobre la vinculación de menores en los delitos inherentes al enfrentamiento.
De acuerdo con el texto de la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (COALICO), en 2022, 268.524 menores de edad fueron víctimas del conflicto, entre el Estado Colombiano y los grupos alzados en armas; llámese disidencias de las FARC, ELN, Clan del Golfo o estructuras armadas locales. Lo que representa un aumento del 11,5%, con respecto al 2021.
Así lo dio a conocer, Julia Castellanos, coordinadora del Observatorio de Niñez y Conflicto Armado de COALICO en entrevista para Blu Radio:
“Lastimosamente las cifras en Colombia no nos ayudan, en tan solo el 2022, por lo menos registramos 268.000 niños, niñas y adolescentes víctimas del conflicto armado por situaciones como ataques a escuelas y hospitales; bloqueo de suministros; confinamiento, desplazamiento forzado, reclutamiento; uso de niños, niñas y adolescentes; violaciones al derecho de la libertad sexual y a la personal”.
A 7 años de la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las extintas FARC-EP, el problema aún persiste. Pensando en esto, Julia considera imprescindible que, en los diálogos que se mantienen actualmente y en conversaciones futuras, se incorpore, como eje central, un punto sobre sobre el respeto por los derechos de los niños, ya que:
“Grupos post desmovilización paramilitar; la estructura del Clan del Golfo; la guerrilla del ELN; estructuras armadas locales que se desprenden de estas más fuertes y tenemos unas antiguas Farc (disidencias), todas entran en disputa territorial, además, de otros factores como los cultivos ilícitos, el tráfico y otras dinámicas que persisten pese a la firma de paz”.
Pero eso no es todo, uno de los índices más preocupantes en el informe tiene que ver con violencia sexual. En escenarios de conflicto armado, actores al margen de la ley e, incluso, entidades estatales, suelen cometer abusos en contra de la población civil, entre ellos, el acceso carnal violento:
“La violencia sexual sigue estando presente en el contexto colombiano y en el marco del conflicto armado, pero, lastimosamente, la presencia de los actores armados evita que las personas puedan hacer la denuncia, hay también un control muy fuerte, una desconfianza institucional y cada vez es más difícil monitorear esta situación”