Las redes sociales además de brindar soporte y estrategia, en algunos casos podrían ser el puente para que delincuentes empiecen a delinquir. La trama detrás de una pantalla por un facineroso se convierte en un tentáculo para el entramado que podría terminar en una estafa. Pilas a las recomendaciones de las autoridades y a los casos que aumentan en el departamento del Huila.
DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Así como muchos ciudadanos de manera ingenua suministran información en distintas plataformas digitales, existen delincuentes al asecho perfilando (ingeniería social) y abordando a sus víctimas bajo distintos modus operandi.
Un análisis criminológico realizado con información recolectada del año anterior, nos permite conocer que más del 50% de los casos de extorsión denunciados en el departamento del Huila corresponden a la modalidad digital derivadas de los Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional (ERON), anteriormente conocidas como “llamadas carcelarias”; bajo esta modalidad, cobra especial interés la suplantación de grupos armados al margen de la ley y el falso servicio como los modus operandi más usados por los delincuentes.
Falso servicio
En el primero de ellos, los delincuentes contactan a sus víctimas (comunidad en general) a través de llamadas telefónicas, mensajería instantánea o mensajes de texto, las cuales son constreñidas a entregar sumas de dinero a cambio de no atentar contra su vida o la de personas cercanas.
En el caso del falso servicio, principalmente los comerciales y transportadores son contactados a través de llamadas telefónicas donde son engañados y movilizados ingenuamente a zonas rurales y de difícil cobertura de señal telefónica, con el falso propósito de concretar allí su actividad comercial. Una vez llega la víctima al sector indicado por el solicitante del servicio, es contactado donde aducen ser integrantes de un grupo al margen de la ley con injerencia en el sector, le solicitan a la víctima información de sus familiares para posteriormente llamarlos y realizarles la exigencia económica por la presunta liberación de su familiar o empleado.
Mientras los delincuentes constriñen a los familiares, la persona que se encuentra en el sector ve doblegada su voluntad y decide cumplir con todas las pretensiones (detener su desplazamiento, mantenerse en línea con el delincuente, no contestar otras llamadas, entregar información de sus familiares). Dichas exigencias económicas oscilan entre uno y cien millones de pesos.
Capturados en el Huila
En lo corrido del presente año el GAULA de la Policía ha logrado la captura de cinco personas por el delito de extorsión, cuatro de ellas en flagrancia gracias a la oportuna denuncia de la ciudadanía; así mismo, se ha logrado evitar la afectación del patrimonio económico de por lo menos 56 ciudadanos quienes han sido asesorados oportunamente por investigadores del GAULA, se adelantan 18 procesos investigativos bajo la dirección de la Fiscalía General de la Nación y se ha realizado un despliegue en materia de prevención mediante el slogan ¡Yo no pago yo denuncio! y código QR; con 61 jornadas, 20 conferencias, 1 curso antiextorsión, beneficiando a 7.076 personas huilenses con estas actividades.
“Es importante que corten la conexión a la extorsión, si alguien es víctima que corte la llamada e inmediatamente marque a la línea de emergencia nacional 165 y/0 317-8965617”, indicó el teniente Franio Antonio Suarez Montenegro comandante GAULA Huila (E)
¿Qué tener en cuenta para no caer en este delito?
Entre las recomendaciones que da el Gaula Policía están no brindar datos personales completos a los supuestos clientes que se contactan para solicitar un servicio, sino entregar datos empresariales básicos.
También es importante recolectar con precisión los datos del cliente, sus números de contacto y una dirección exacta a la cual dirigirse para hacer el trabajo, así como verificar que no sea en una zona inhóspita o demasiado alejada del casco urbano. Además, recomendaron no entregar la identificación plena del vehículo en el cual se va a llegar al punto de encuentro.
Un ejemplo
“Aunque no sufrimos agresiones, los empleados si sufrimos un daño psicológico nos da miedo salir a la calle o recibir llamadas de un número desconocido. Uno queda con ese temor de que lo pueden estar buscando para seguirnos extorsionando”, expresó una de las víctimas del falso servicio, un empleado de una empresa petrolera que presta servicio de exploración”.
Los hechos ocurrieron cuando un hombre identificado como Cristian llamó a la empresa y realizó una contratación para una exploración en un terreno vía Tello. La programación del se realizó para que ocurriera entre las 2 y 3 de la tarde.
Cuando los empleados se dirigían hacia esta zona recibieron la llamada del supuesto cliente, quien haciéndose pasar por otra persona, afirmó que se encontraban bajo la mira de un grupo al margen de la ley y que para poder ingresar necesitaban corroborar algunos datos.
“Pero en realidad lo que estaban haciendo era llamando a nuestros familiares y pidiéndole dinero a cambio de no hacernos daño”, relató la víctima.
Los familiares de las víctimas realizaron dos consignaciones para un total de $2 millones, tras una negociación donde exigían $10 millones. Frente a estos hechos, las autoridades aseguraron que esta llamada fue realizada desde la cárcel de Valledupar.
Las autoridades indicaron, además, que bajo esta modalidad hay delincuentes que han logrado estos delincuentes lograron recaudar en promedio $20 millones mensuales, producto de los secuestros y extorsiones vienen ejecutando en el departamento.
Modus operandi desde las cárceles
El teniente Franio Antonio Suarez Montenegro comandante GAULA Huila (E) indicó que la mayoría de las llamadas se generan desde las principales cárceles del país.
Por otra parte, dejó claro que “cuando estamos hablando del secuestro psicológico no hay una presencia física del delincuente, solamente es a través de la llamada, pero hay que tener en cuenta que, en algunos casos, muy pocos, se ha presentado la presencia física del delincuente”.
Para finalizar, comentó que “hemos evidenciado que la mayoría de esos casos se realizan de algunos centros carcelarios del país, especialmente en las ciudades capitales”.
“Lo que le pasó a Andrés realmente evidencia de la modalidad del falso servicio. Estos delincuentes llaman a diferentes comerciales generando estas expectativas laborales, especialmente en zonas rurales, haciendo que el comerciante de desplace a esos lugares”, explicó.
Caso fallido en el Huila
Un arquitecto huilense quien asegura que ha sido contactado en seis ocasiones por delincuentes que se hacen pasar como oferentes de empleo.
Según relató, “yo fui contactado hace unas tres semanas por primera vez, desde entonces ha recibido seis llamadas. Ellos buscan profesionales que se dediquen a temas de construcción, buscan la excusa de hacer alguna remodelación en casas rurales para citarlo a uno y llevarlo hasta esos sitios”.
Asimismo, explicó que las llamadas son originadas desde diferentes números de celular, por lo que es imposible rastrearlos.
“Yo creo que lo que buscan es generar una expectativa de una oportunidad de trabajo y ese es como el gancho o el argumento para poderlo citar a uno fuera de Neiva, ens u mayoría por el sector de Vegalarga, donde la señal es deficiente. En la primera ocasión yo estuve a punto de ir”, dijo.
En cuanto a las razones que tuvo para sospechar de las llamadas, el profesional especificó que al pedir más información para entender de qué se trataba el proyecto y la insistencia para la cita, notó algo sospechoso.
“Hubo varias cosas que me hicieron desconfiar, lo primero fue la forma de expresarse de la persona que me contactó y lo otro fue la ubicación. A pesar de que yo había confirmado la cita, preferí no ir. Llamé a un amigo, oficial activo de la Policía, y fue él quien me alertó sobre el riesgo y la existencia del modelo de extorsión”, agregó.
Posiblemente en algunos casos y es lo que tratan de evitar las autoridades en el Huila, es que la expansión de este delito llegue a tal punto, de que en el punto donde son citadas las víctimas, exista la posibilidad de que haya un tercero quien sea el que ejerza presión e intimidación para así lograr el cometido, que es encabezado por una persona privada de la libertad.
