Luis Humberto Tovar Trujillo
Se veía venir; ese final lánguido, propio de la impotencia, para sobreaguar en este naufragio colombiano.
Pero llegar hasta el limite un dirigente, que lo hace del pasado, antes que fortalecer a sus dirigidos, hace entrega formal, en un lamentable estado de postración, llegando al limite de su impotencia, creo que, por intereses personales, salvarse de ese naufragio, cuando a gritos desesperados, manda callar a uno de sus seguidores, en el uso de la palabra, y delante de muchos de sus seguidores, porque, tuvo al inicio de su arenga, una expresión real, verdadera y vigorosa contra el presidente actual.
No mas Uribe, y menos uribismo; un dirigente que se entrega y decide cobardemente, la entrega de sus dirigidos, ha perdido vigencia total; y no merece el respeto de sus seguidores. Ha fallado en lo esencial; ser líder.
Entiendo que muchos pueden decir, que es la exigencia al respeto a la condición de la institución presidencial, y para qué, esa exigencia tan tardía, cuando como presidente, Uribe jamás volvió por la institución presidencial, como nunca jamás, masacrada por la oposición, a la que hoy exige ser respetada.
Recordemos que, en el congreso, trató a Petro, como “sicario” varias veces, de dónde acá esas mutaciones, o es producto de su amnesia política propia de los políticos, o esconde su propia salvación, que no fue capaz de utilizar su recomendado Duque, para salvarlo de las garras de sus enemigos que falsamente lo acusaban.
Churchill dijo oportunamente “la guerra trae sangre sudor y lágrimas”, digamos lo mismo para la oposición; si ese era su final anticipado, y negar que la oposición trae “sangre, sudor y lágrimas”, ha debido ser honesto con su electorado, y no utilizarlo para hacerle entrega formal al enemigo.
Es el acto más miserable como líder que aparentaba ser en política.
En este momento, creo que Petro ha sobrevivido a tanta adversidad, legitima desde luego, y jamás ha hecho entrega miserable de sus seguidores al enemigo, cosa que acaba de hacer Uribe.
No se sabe quién es peor, cuando el sicariato de Petro según Uribe en el congreso, lo está ejerciendo ahora también, con sus reformas, que son la espada de Damocles que pesa sobre la nuca de los colombianos, pende sobre nuestra cabeza y que en cualquier momento caerá sobre nosotros, con su terrorismo desde el gobierno, para humillar hasta la muerte al pueblo colombiano.
Ejerce el sicariato desde el miedo. Lástima; que quienes fuimos sus seguidores ahora somos sus víctimas; la política del victimario.
Cual autoridad moral o política.