La Corte Suprema de Justicia de Colombia ha reafirmado recientemente que las autoridades tienen la potestad de «embargar» animales de compañía en casos de divorcio.
Esta decisión se tomó después de que un juzgado de familia decretara el «embargo y secuestro» de dos perros en un proceso de separación, lo que llevó a la propietaria de los animales a interponer una tutela ante la Corte Suprema argumentando que los animales no son bienes muebles sino seres sintientes.
La denunciante reclamó la protección de sus garantías esenciales de unidad familiar, libre desarrollo de la personalidad y salud, y consideró que el embargo vulneraba sus derechos y los de su hijo, quien había desarrollado un «lazo de fraternidad» con los perros.
A pesar de los argumentos de la denunciante, la Corte Suprema decidió negar la tutela y ratificar la posibilidad de que la justicia embargue animales en casos de divorcio. Sin embargo, el magistrado Aroldo Wilson Quiroz señaló en su salvamento de voto que la Sala desaprovechó la oportunidad de introducir el concepto de familia multi-especie, ya que los animales son cada vez más parte de las familias y la jurisprudencia reciente habla de «seres sintientes».
Según el magistrado, en casos de divorcio, la justicia debería resolver quién debe correr con la manutención, a qué miembro se le entrega la custodia y si habrá derecho a visitas, como ocurre en las familias.
Este caso podría elevarse a la Corte Constitucional para que pueda unificar jurisprudencia respecto a los embargos de animales de compañía y el concepto de familia multi-especie.
En definitiva, esta decisión de la Corte Suprema reafirma que las autoridades tienen la potestad de embargar animales en casos de divorcio, pero también abre la puerta a discusiones más amplias sobre el papel de los animales en las familias y el reconocimiento de sus derechos como seres sintientes.
