Por: Gerardo Aldana García
El boom del mercado bursátil en donde se negocian valores asociados a activos como petróleo, gas, oro, divisas, criptomonedas, etc como también acciones en empresas multinacionales como Amazon, Google o Apple o sociedades, entre otros campos de inversión, viene tomando un gran auge en Colombia. Lo que desde siempre ha sido un escenario de expertos inmersos en las categorías traider o borker, ha venido popularizándose al punto de que cualquier persona tiene hoy día la opción de hacerse con una cuenta en una plataforma digital ligada a la dinámica de compra y venta en las más importantes bolsas del mundo. La amplia difusión en redes sociales y los más destacados canales digitales como youtube o instagran sobre cómo invertir en este tipo de negocio, lleva fácilmente a que las personas se sientan motivadas a vincularse a este mercado tan especial en donde, ni el comprador ni el vendedor se conocen, ni uno ni otro ven los productos en físico que se transan, y en cambio lo único que los une es una operación de intangibles respaldada por el dinero disponible en la cuenta con dinero en la plataforma desde la cual opera. Ciertamente la promoción abundante del negocio lleva a que personas incautas comprometan sus recursos en algo que no conocen ni siquiera en la fundamentación básica del mismo. La exhortación a que, solamente es poner un dinero en la plataforma de un bróker y seguir las instrucciones de un asesor asignado, despierta confianza en el novato inversor que desde un comienzo empieza a ver que la inversión funciona, que hay resultados positivos cada vez que una operación se le cierra favorablemente, lo que lo lleva a invertir más dinero, generalmente en euros o en dólares americanos. El caso es que el negocio demanda un conocimiento especializado para garantizar el manejo del riesgo y el análisis objetivo de la tendencia del mercado.
Las plataformas disponen incluso de páginas de análisis diario sobre como se comporta el mercado y muestran lo que ha pasado durante el día, durante la última hora, los últimos quince minutos y los más recientes cinco minutos, a partir de lo cual le dice al inversor si debe hacer una compra o una venta. Igualmente disponen de expertos que cada día y durante diversos horarios de la jornada, comparten con sus afiliados información de cómo se están moviendo los mercados y sobre todo, las noticias de la forma de evolución de dinámicas o fenómenos de índole internacional tales como conflictos bélicos, variaciones sensibles en el clima que afecta cosechas, efectos de pandemia, renuncia del primer ministro de un país importante, la caída del precio de una materia prima por sobre oferta, etc. Y todo esto debe el inversionista sopesarlo de forma objetiva, estudiando con juicio y por sobre todo, al momento de abrir una operación, controlar su centro emocional antes de cometer un error que le puede traer consecuencias funestas con su saldo en cuenta, por ejemplo cuando ha hecho una compra que le compromete un volumen de dinero que no lo tiene disponible y entre tanto el mercado está fluctuando superando el mínimo requerido en cuenta, la operación es cerrada automáticamente por el sistema, recurriendo a aquellas operaciones de mayor demanda de cash, dejando al neófito inversor con un saldo en cero, lo que, al cierre de la jornada diaria podrá ver reflejado en el estado de cuenta que la plataforma le envía, esta vez con tan aciaga noticia.
Es indudable que si se pretende tener éxito en este negocio se debe garantizar, como condición más que fundamental, el vincularse con un bróker legal y que tenga experiencia. Es común en internet encontrar timadores profesionales que embaucan con propuestas aparentemente sólidas y una vez se hacen con el dinero del incauto inversionista, desaparecen. Suele ocurrir que a la hora de reclamar los dividendos obtenidos en las operaciones o simplemente por que se quiere retirar el dinero del que se es dueño, ante lo cual empiezan a dar razones de trámite que claramente comprometen la devolución. Una condición sine qua non es que la persona invierta solamente aquellos recursos que no forman parte de su presupuesto de supervivencia o de su patrimonio familiar, so pena de quedar en la quiebra y como dicen en Tunja, a quejarse al mono de la pila. Así que mucho cuidado con este tipo de inversiones que, en muchos casos trae jugosos resultados económicos, en otros puede propinar un golpe fatal a la economía personal y familiar.
