En el territorio nacional, se está volviendo un paisaje, encontrar en las principales vías bloqueos realizados por sectores vulnerables que ante el incumplimiento de las promesas electorales que les hizo el presidente Gustavo Petro Urrego durante su campaña, se están convirtiendo en un desespero para la sociedad colombiana que día tras día, observa con tristeza la falta de gobernabilidad y de autoridad para contrarrestar estas demandas sociales. El envío de comitivas de ministros y funcionarios cuando la situación se complica es otra parte de la fórmula que usa el gobierno Petro y que ha sido tradicional en el Estado colombiano. Y ha sido histórica también la firma de acuerdos que en muchas oportunidades no se cumplen y que generan nuevas protestas para los gobiernos que llegan. Pero la receta de manejo de crisis de la actual administración tiene varios puntos polémicos, que son difíciles de cumplir por las dificultades financieras que presenta la actual coyuntura macroeconómica de Colombia.
Las familias que salen a bloquear las vías. Siguen siendo instrumentalizadas por las organizaciones subversivas para seguir generando caos y violencia contra las instituciones democráticas del país. A pesar de las sanas intenciones del presidente Petro para lograr la paz total, desafortunadamente en la mayoría de las regiones del territorio colombiano se ha recrudecido la violencia, por la presencia de múltiples organizaciones criminales que no cesan su actuar delictivo, el cual es alimentado por el material comburente del narcotráfico. Diariamente se siguen cometiendo bloqueos a las vías públicas, que desbordan la capacidad de respuesta de los debilitados integrantes de la fuerza pública y del Ejército que se sienten incapaces para poder contrarrestar este flagelo que corroe las instituciones democráticas del país.
Desde que asumió la presidencia de Gustavo Petro Urrego, la sociedad colombiana empezó a llenarse de optimismo porque se terminaban las diferentes alteraciones del orden público, que había provocado como estrategia para ganar las elecciones el pasado 19 de junio. Era tal la esperanza porque por primera vez un candidato de la izquierda llegaba a la casa de Nariño. Efectivamente los primeros meses de su mandato se convirtieron en un oasis para las familias colombianas, porque dejábamos atrás esa violencia irracional promovida por estos sectores de la izquierda, que destruyeron parte de la infraestructura productiva, y que durante meses tuvimos que soportar bloqueos y enfrentamientos con la fuerza pública, cuyos resultados fueron lamentables por la pérdida de vidas, lesionados y daños materiales.
Pero desde finales del año anterior, se han vuelto a presentar bloqueos en algunas regiones del país, por sectores poblacionales que se sienten engañados por las promesas electorales que se hicieron y que muy difícil se podrán cumplir dadas la coyuntura económica que presenta el país. Cada vez son mayores los taponamientos.
