Una vez superada hace un lustro, de la suspensión de las actividades delictivas de los miembros de la guerrilla de las Farc, se empieza a vislumbrar una preocupación mayúscula entre los ganadores del país, por el aumento del fenómeno del abigeato. Es un delito punible y estipulado en el Código Penal Colombiano que consiste en el robo o hurto de ganado o animales domésticos, principalmente caballos y vacas, aunque también se da en ovinos. Desde épocas pretéritas, los dueños de hatos ganaderos han venido sufriendo este flagelo, que está incidiendo en la rentabilidad de esta importante actividad económica. Los cuatreros se organizan en bandas criminales que se encargan de hurtar los bovinos y que están generando un aumento de casos de abigeo, provocando con ello un mayor contrabando de carne que se expende en los mataderos ilícitos. Es un flagelo difícil de combatir en el siglo XXI, pero que, si se fortalece la colaboración ciudadana con las autoridades, se puede contrarrestar el mismo y disminuir estos casos que hacen metástasis negativa en los ingresos de los ganaderos.
A través de videos, ganaderos de la zona norte del departamento, dieron a conocer la reaparición del carneo como práctica de bandas dedicadas a la comercialización clandestina de carne. La disminución de este delito en el 2022 había generado cierta tranquilidad a los criadores de ganado. El Comité de Ganaderos del Huila, ha expresado que en este territorio se está viviendo una grave afectación por cuenta del abigeato y el carneo, situación que trae consigo muchas consecuencias negativas. En la mayoría de los casos, son sacrificadas las reses en mataderos clandestinos que utilizan técnicas inadecuadas y antihigiénicas, que van en detrimento de los cortes de carne, que se contaminan con facilidad de patógenos que atentan contra la salud y la vida de los consumidores. El año pasado según cifras de La Federación Nacional de ganaderos, fueron hurtadas en el país más de 1.300 cabezas de ganado. En el Huila, la práctica más habitual es el carneo, que consiste en sacrificar las reses en los propios potreros, quitarles lo mejor de sus carnes para comercializarlas, dejando en el lugar los restos del animal, lo que consideran los facinerosos que no es comerciable.
Los retenes policiales y militares deben ser más exigentes en la revisión y procedencia de los camiones transportadores de estos semovientes. Dichos controles deben realizarse las 24 horas del día y en toda el área del territorio huilense, para disminuir el actuar delictivo de estos cuatreros. Igualmente, los propietarios de estas fincas deben ser más cuidadosos de sus hatos. Se deben incorporar tecnologías de punta, para evitar que no exista un terreno abonado para cometer tales ilícitos. El abigeato se ha convertido en un tema preocupante en el Huila.
