DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez Trujillo
A sus 68 años, la actriz y presentadora Ana Obregón, tiene alborotados a los españoles tras la portada de Hola, donde aparece cargando a su bebé recién nacido. El escándalo no es por ser madre a tan avanzada edad, a pesar que se planteó el debate sobre el límite para traer hijos al mundo. Lo que cuestionan es el método utilizado, conocido como gestación subrogada o “vientre de alquiler”, proceso mediante el cual una mujer lleva su embarazo para otra persona. La práctica está prohibida en España, por eso Ana adelantó el proceso en los Estados Unidos, donde es legal. En Colombia no hay regulación, tampoco está expresamente prohibida. Según concepto del ICBF no existe norma jurídica, por tanto, no es posible obtener de manera directa la paternidad o maternidad del menor. El caso más conocido de un colombiano famoso que acudió al vientre de alquiler, fue el de James Rodríguez. Sucedió en 2019 cuando el deportista regresó a España, para jugar de nuevo en el Real Madrid. Por gestación subrogada tuvo a su segundo hijo, Samuel. Nadie lo cuestionó por el método, la noticia fue abordada como chisme social y “de moda” como los tatuajes. Tampoco fueron censurados Cristiano Ronaldo, ni el cantante Miguel Bosé, quienes tuvieron hijos con vientres alquilados. En el caso de Ronaldo se habló del alto costo: Cerca del sueldo de un año. Los tabloides lo llamaron el día más caro de su vida. Hay un “tufillo” de machismo en el tema respecto a Ana, puesto que la Ley 14 del 2006, que prohíbe la práctica en España, ya existía cuando se dieron otros casos de famosos. La iglesia católica también está en contra de la gestación subrogada. Considera que viola la dignidad de la mujer y del hijo. Señala que convierte el embarazo en un objeto de compra y venta. La encíclica “Evangelium Vitae” del Papa Juan Pablo II, califica la explotación del útero materno como un acto contrario a la dignidad humana y a la justicia, moralmente reprobable, que socaba el vínculo natural entre padres e hijos y puede conducir a la explotación de mujeres pobres y vulnerables. Hay quienes piensan diferente y consideran el método una “salvación”, bastante costosa, por cierto, para las parejas que no pueden tener hijos de manera natural. ¿Ustedes qué opinan?
