El transcurso del tiempo va acercando las visiones de predictores, profetas, espiritualistas o esoteristas y las tesis y teorías de los científicos. Unos y otros, al centrarse en el estudio de fenómenos tales como la mente o el universo, terminan coincidiendo en el postulado y la verdad que se revela. Las visiones de los primeros tienen la aceptación de aquellos que suelen creer en verdades alternas verificables desde un mundo supra sensible; verdades que frente a los científicos desfallecen todo por cuenta del principio de la ciencia que propone que, todo aquello que no puede ser medido no existe. Por ejemplo, si no hay instrumentos para medir el alma o el espíritu, la ciencia los reputará como subjetivos o inexistentes.
Existe sin embargo un elemento en el que unos y otros están cerca de coincidir en su existencia; se llama el Akasha, un campo en el que el filósofo de la ciencia, filósofo de sistemas, teorista de sistemas, teorista integral, y pianista clásico Ervin László, se ha ocupado de estudiar con rigor científico. László nació el 12 de junio de 1932 en Budapest, Hungría y ha publicado alrededor de 75 libros y más de 400 ensayos, y es editor del periódico World Futures: The Journal of General Evolution. Destaca dentro de su creación el libro publicado en el 2004, Ciencia y el campo Akashico: UNA TEORÍA INTEGRAL DE TODO, en donde postula la idea de un campo de información como sustancia del cosmos, utilizando el término sánscrito para «espacio» Akasha, y denomina a éste campo de información como el «campo Akashico» o «Campo-A. En el año 2004, Ervin László fue candidato al premio nobel de paz por sus trabajos de investigación enfocados a centrar la atención en la evolución de los valores humanos y la conciencia como factores cruciales para cambiar el curso de una carrera hacia la degradación, polarización, y el desastre en busca de una reconsideración de los valores y las prioridades para guiar la transformación actual en dirección al humanismo, la ética y la sustentabilidad global.
De acuerdo con el portal Akasha, el científico hungaro László ha equiparado Akasha a la idea del vacío cuántico. Al respecto dice: Desde la visión con base científica, el vacío cuántico ocupa el lugar del akasha. Este es el campo originario, del cual emergen las partículas, los átomos, las estrellas, los planetas, los cuerpos humanos y animales, y todo lo que pueda ser tocado o visto. Este campo no puede ser percibido en sí mismo, ni se puede medir cualquier movimiento que se produzca en él: es omnipresente, pero es un súper-fluido (…) es el pleno cósmico: un medio dinámico, lleno de energía en fluctuación incesante. El pleno cósmico es el akasha y el prana juntos, es el seno de toda ‘materia’ y de todas las ‘fuerzas’ del universo. Da lugar a ambas cosas, materia y fuerza, en un universo tras otro».
Desde la perspectiva de algunos esoteristas, el Akasha es un archivo de la naturaleza en el cual se graban todos y cada uno de los sucesos que acontecen a ésta, los cuales incluyen, por ejemplo, los actos, las voces y hasta los pensamientos de los seres humanos. Samael Aum Weor, filósofo y antropólogo colombiano nacionalizado en México (Colombia 1917 – México 1976), dice que, llegará el día en el que la humanidad podrá escuchar de la propia voz de Jesús de Nazaret, sus sermones y prédicas, todo por cuenta de que las mismas han quedado grabadas en los archivos akashicos de la Naturaleza y será cuestión de desarrollar la tecnología necesaria para decodificar dicha información y hacerla aprehensible al ser humano. Según este estudioso de las culturas antiguas de diversos lugares del mundo, si una persona logra desarrollar ciertas capacidades de tipo intelectivo superior dentro de su cuerpo físico, podrá ingresar a dichos registros, en lo que podría ser la biblioteca de infinita capacidad en el cosmos, en el multiverso. De acuerdo con la visión hindú de diversos maestros o guías espirituales, uno de los medios al acceso de los hombres para ingresar a consultar los archivos akashicos, es la meditación. Se trata de una práctica de relajación, concentración y estado de éxtasis o vacío iluminador en donde los cinco sentidos del hombre se aquietan y dan paso a una percepción de mayor alcance que deslinda la comprensión no solo de lo material sino también del centro intelectual regular desde el cual se construye el conocimiento humano.
De otra parte tenemos que, en la lectura de los expertos internautas de hoy, el Akasha sería una medida similar al bite ( unidad de información estándar utilizada en informática y en telecomunicaciones) y su concentración en un espacio de memoria sería la nube, aquella en la que guardamos conversaciones, fotos, videos, mensajes, claves, etc. La velocidad con la que investiga la ciencia hace que ya nada asombre a los seres humanos. Todo es posible; incluso lograr la eterna juventud, asunto del cual nos ocuparemos en una próxima columna. Es muy posible que tal convergencia entre ciencia y esoterismo, entre ciencia y religión o entre ciencia y costumbres culturales, sea la razón por la que cada día hay en el mundo mayor vocación hacia el estudio de lo paranormal, de lo intangible, del pneuma o soplo divino del que se ocuparan filósofos griegos como Anaxímenes, Platón y Aristóteles.
