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Hilos y tejidos de pindo: desarrollo y futuro de una maravillosa artesanía huilense

Abr 15, 2023

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Creyendo firmemente en sus trabajos, saberes y la conservación de su cultura, 38 mujeres dedicadas a la elaboración de artesanías a base de caña brava en el municipio de Palermo, decidieron por primera vez constituir una asociación para avanzar juntas en su arte. El próximo objetivo: la denominación de origen de todo el proceso.

Diario del Huila, Economía

Por: Gloria Camargo y Camila Mosquera

Con orígenes que datan de hace casi 250 años, el sombrero elaborado con pindo se ha traducido para todo el departamento del Huila en un hilo de historia y cultura, que lleva en su tejido desde la interpretación del baile del Sanjuanero huilense hasta el arreo de ganado o la siembra de arroz en municipios como Campoalegre y Palermo, en donde están sus orígenes.

Un estudio de la Universidad Militar Nueva Granada titulado“El Pindo: Fuente para el desarrollo territorial de Palermo (Huila-Colombia)”, donde se data una fecha exacta de la creación de este emblemático sombrero, resalta el uso de la trenza de pindo “a percepciones estéticas que inician a darle una utilidad amplia y diversa, con ello se presenta la elaboración de artesanías como: abanicos, bolsos, muñecos alegóricos, pectorales, pavas, entre otros”.

El sombrero de pindo es un trabajo que realizan las manos dedicadas de artesanos y artesanas que generación tras generación se han abierto paso en el escenario del patrimonio colombiano.Precisamente, en 2011 y mediante Decreto 1899 se declaró la manifestación cultural‘Sombrero de Pindo’ como patrimonio cultural del departamento del Huila y se ordenó su inscripción como patrimonio cultural inmaterial del ámbito departamental.

Un año después, el Decreto 089 del 13 de junio estableció la adopción del uso del sombrero de pindo como manifestación cultural y patrimonial de los palermunos.

Fuerza tejedora como asociatividad

En 2022, Diario del Huila dio a conocer la historia de una mujer que, tras ser víctima del conflicto armado en Colombia, pudo a través del pindo construir un camino de resiliencia y paz. Hoy Lina Mercedes Manchola Quesada, quien es una de las artesanas más conocidasen la región, estambién la representante legal de la Asociación de Artesanos del Municipio de Palermo, constituida ante la Cámara de Comercio del Huila a finales de marzo de 2023.

“Esta Asociación surgió tras una capacitación con la Alcaldía donde nos mostraron un mundo de posibilidades con el cultivo del pindo, de allí con la alcaldesa Natalia Caviedes entendimos la importancia de unirnos para fortalecer la actividad artesanal del municipio aprovechando todos los beneficios de estar unidas”, explicó.

Aunque en un principio más de 100 mujeres se reunieron para hacer parte de este proceso, Manchola indicó que finalmente 38 de ellas, entre aprovechadoras de la materia prima, tejedoras y artesanas decidieron formar esta Asociación para poder acceder a beneficios económicos y capacitaciones dispuestas por entidades como la Administración Municipal, la Corporación del Alto Magdalena, la Gobernación del Huila y el Sena.

Si bien esta no ha sido la única agremiación de su tipo constituida en Palermo, lamentablemente reconoce que las demás no se han mantenido en el tiempo y menos con una convocatoria tan grande. “La idea es que esta Asociación perdure y sea una de las más representativas del norte del Huila”, señaló.

Un trabajo que ya comienza a tener resultados, pues según la Alcadesa Natalia Caviedes Chinchilla, “desde la Administración por primera vez en la historia de Palermo se lidera un proceso de asociatividad de toda la cadena productiva, es decir desde el raspador hasta la comercialización”, y agregó que esto es con el fin de evitar la falta de materia prima.

“Vamos a realizar la entrega oficial de un terreno donde vamos a empezar a cultivar pindo e iniciamos un proceso donde estructuramos un proyecto muy importante para generarle todos los insumos necesarios para esta labor”, señaló la mandataria.

Goretti Rincón Plazas, coordinadora de la Oficina de Productividad y Competitividad Municipal, así mismo indicó que se apoyará la consecución de recursos de regalías no solo del Municipio, sino también del Departamento y el Sena.

Pero allí no para la visión de quienes también han sido nombradas como ‘mujeres pinderas’, gracias a su oficio, sino que también esperan lograr la Denominación de Origen, con la que no solo se salvaguarde el producto final sino toda la línea de producción.

“Miraremos con los asesores de la Superintendencia de Industria y Comercio o con Artesanías de Colombia qué es mejor: si la Denominación de Origen del producto o una denominación o marca colectiva, que nos proteja desde la base, es decir desde nuestras tejedoras”, indicó Manchola.

Agregó que “por ejemplo, la ‘chiva’ de Pitalito tiene Denominación de Origen, pero la actividad no está protegida y eso es justo lo que no que queremos. Buscamos proteger esa actividad”, puntualizó.

Un trabajo que sin duda requerirá que todos los opitas vuelquen sus ojos al pindo, no solo en el Festival del Bambuco en San Juan y San Pedro, donde el sombrero de caña brava resalta. Justo en el vecino Tolima también se trabaja esta fibra, y allí la Asamblea Departamental estableció que cada 23de junio se lleve a cabo la conmemoración del Día del Sombrero Tolimense como legado popular de losartesanos delmunicipio de Guamo mediante el Decreto 014 de 2010.

Legado cultural

Artesanías de Colombia destaca que los maestros artesanos “son portadores del legado de sus ancestros y de un patrimonio inmaterial incalculable, quienes transmiten sus saberes a la población joven”.

Este aspecto es reconocido con un tono de voz tranquilo marcado por un cantado acento opita porEdelmira Gordo, quien desde hace 75 años transforma la caña brava en hilos, los cuales tras un proceso de blanqueo de 15 días, teje la trenza con la que después de cosen sombreros, trajes, bolsos, viseras, aretes, pantalones, faldas, bikinis, cinturones y zapatos, entre otros.

“Yo tengo 82 años, y aprendí el oficio por mi mamá. Ser tejedora es trabajar el pindo, que tiene bastante oficio, como el blanqueado de sus hojas, las cuales después del secado tienen que rajarse para sacar cada hilo y ahí ponerse a tejer”, indicó con la tranquilidad que solo dan los años trabajados.

Frente a la enseñanza que pudo transmitirles a sus hijos, explica que en ese tiempo debido a la poca salida que tenían estas artesanías, ellos no aprendieron el oficio. “Fueron creciendo y se fueron yendo. Pero aún hay gente que lo ve a uno tejiendo y dicen ‘¿no le da sueño?’, pero les respondo que hacer plata no da sueño”, cuenta mientras se ríe.

“Siento alegría al ver cómo mi trabajo es usado por los demás, cómo se comercializa y desde que Dios me tenga con vida voy a seguir tejiendo”, concluyó.  No obstante, el arte se ha mantenido vigente, no solo en aquellos que se dedican a plasmarlo sino también a lucirlo.

Según la entidad adscrita al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, “la Escuela de Pindo”, la cual se gestó en 2009, en la Institución Educativa Promoción Social de Palermo, tiene una reconocida meritoria labor en la búsqueda de la supervivencia y transmisión del oficio artesanal, pues allí “artesanos que conocen el oficio y la elaboración de productos artesanales, pueden transmitir su conocimiento a niños y jóvenes y con ello, se preservara el oficio artesanal”.

Un aspecto que Manchola Quesada no pasa por alto. “Nos hemos apropiado de esa cultura y de fortalecer esta actividad artesanal, no solamente en la elaboración de sombreros u otros productos, sino también de diversificar las fuentes de ingreso”.

El objetivo, agregó la artesana, es “que la actividad sea sostenible para las nuevas generaciones, que ellos vean que esto no solo lo hace la abuelita, sino que se enamoren de la actividad y que esta pueda generarles ingresos y tener una vida digna. Eso es lo que siempre hemos querido, tanto para la primera persona que tiene contacto con la planta hasta aquella que comercializa el producto. Que vean resultados en esto y mejoren su calidad de vida”.

Sostenimiento y materia prima

Las artesanas y la Administración señalan que una de las necesidades tangibles para este arte se debe a que el pindo crece de forma silvestre, y debido a su delicada constitución, solo tienen dos horas desde el corte para que la hoja sea manejable para el blanqueo o se perderá.

Por esta razón buscan poder cosechar el Gynerium sagittatum, que es su nombre científico, pero conocido como caña de pindo, caña flecha, caña brava, caña de castilla, para hacer un control de la planta.

“Así podemos hacer aprovechamiento del 100% de la planta. En este momento estamos aprovechando solo el 20% de ella. Queremos capacitarnos para aprovechar no solo la vena sino también el centro o la guadua de la caña brava para hacer estructuras, la flor o el gouache para decoración, entre otros”, puntualizó la presidenta de la Asociación.

El pindo desde el momento en que sale su cañón o crece, hasta el momento de ser productivo, tiene un tiempo de formación mínimo de seis meses en un proceso controlado, pero de forma silvestre es después de los ocho meses, por lo que estas mujeres buscan acceder a formación técnica para hacer más rentable el cultivo.

Es decir, desde el cultivo y recolección, el proceso de secado y selección, el tejido o trenzado, hasta la comercialización, son varias las manos que toman parte de esta insignia del Huila, y que en su tejido plasma identidad de los pueblos que bailan Sanjuanero y que en el rajaleña del Grupo Folclórico Cucamba Guagüeña reza “de Palermo para el mundo”.

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