Por: Carlos Tobar
Pareciera que el Presidente Petro tomó la decisión de terminar de romper el frágil sistema político de partidos. Es, a mi juicio, el resultado de la puja por la reforma a la salud.
Hace una semana, el viernes 7 de abril, una mayoría de ponentes con participación de dos miembros de la coalición de gobierno de origen tradicional: conservador y de la U, radicó ponencia favorable al proyecto de ley presentado por el gobierno a través de la ministra Corcho.
El gobierno le abrió paso a una modalidad, usada ya en el pasado reciente, “el lentejismo” que, consiste en sonsacar parlamentarios individuales de la disciplina partidaria. Se utiliza el peso del estado, para ofrecer canonjías personales a “los lentejos” con tal de alinearlos en el bando oficial.
Si la decisión es esta, las consecuencias son imprevisibles. Porque, no solo es voltear a punta de mermelada a la mayoría en una comisión del congreso. Toca seguir con la de la otra cámara y, después conformar mayorías en las plenarias de Cámara de Representantes y Senado. Algo de por sí, muy costoso en términos de recursos a comprometer.
Lo más difícil, va a ser romper la unidad de los partidos Liberal (ya un parlamentario se declaró en rebeldía), Conservador y de la U, para o arrodillarlos, obligando a sus espurias directivas (Gaviria, Cepeda y Toro) a inclinarse ante el gobierno, o enfrentar las elecciones regionales que se avecinan en la más completa orfandad presupuestal.
Sería la aplicación de la tesis, muchas veces reseñada en la política nacional, de que en organizaciones que hace mucho tiempo perdieron sus convicciones ideológicas (?) y políticas, sus integrantes son, en últimas, militantes del “Partido del Presupuesto”.
Que esa estrategia sea usada por una coalición, el Pacto Histórico (creación política del Presidente Petro), cuya enseña principal es el “Cambio”, deja mucho que desear. Es volver a prácticas políticas degeneradas, propiciadas desde siempre por los descompuestos partidos tradicionales Liberal y Conservador y sus derivaciones oportunistas (la U, Cambio Radical, Centro Democrático…), que han debilitado hasta el peligro de extinción a la maltrecha y débil, democracia colombiana.
Lo que seguiría es inédito. Cualquiera que sea el resultado de las reformas gubernamentales en la legislatura del presente año: impuestas a la brava (la opción para el gobierno), o fracasadas (la opción de la oposición, incluidos los lentejos), la batalla sería campal.
Ante la falta de consistencia de todos los “partidos” políticos, sin excepción, y la aguda crisis social que abruma y ahoga a las mayorías de trabajadores y empresarios, además de los millones de desempleados o subempleados de las ciudades y los campos, las reacciones de los ciudadanos ante esta debacle de país, sería impredecible.
Por ahora la puja del gobierno es por arrodillar a los “lentejos”: les pidieron la renuncia a los viceministros y algunos altos cargos que les habían adjudicado, tensando la cuerda. ¿Seguirá apretando a riesgo de romperla?