Por: Margarita Suárez
Tristeza por el fallecimiento de amigos que admiré. Por un lado, la ginecóloga, Nelcy Prada de Acevedo, quien trajo al mundo a mi sobrina Camila Ortega, hoy secretaria privada del alcalde de Neiva. Inolvidable su profesionalismo, pendiente de mi hermana Olga cuando dio a luz a su primera hija mujer. Más que su médica, se comportó como una mamá. Con ella y su esposo, el también médico, Antonio Acevedo Angee, nos une una bella amistad.
La alegría de Nelcy y la tauromaquia de “El Matador”, como le dicen a Antonio, dieron lustre a las tardes taurinas que compartimos. Junto a su hermano Bernardo, exnovillero ya fallecido, tuvieron la ganadería brava “La Primavera”, triunfadora en varias plazas del país. Antonio, te acompañamos en tu inmenso dolor. Otro personaje de nuestra vida que se ha ido, es Augusto Calderón Díaz, amigo y maestro del periodismo, paisano nacido en Garzón.
Lo conocí dirigiendo un grupo de cuatro revistas, Cromos, Vea, Hit y As Deportes, trabajé a su lado. Fue jefe de redacción de “La República”, colaboró en la creación de “El Espacio” y “La Prensa”, dirigió la revista de Legis “Clase Empresarial” y los noticieros Todelar y Cadena Melodía. Manejó la revista “Hechos & Crónicas”, de Casa Sobre La Roca. Admiré su perfecto uso del lenguaje, trato respetuoso, disciplina, constancia y capacidad.
Estudió mecanografía en La Presentación en Neiva, lo que le permitía escribir con diez dedos, a gran velocidad, sin mirar el teclado. Siendo Cónsul de Colombia en Roma, asistió en el Vaticano con su esposa Isabel, y sus tres hijos, Edgar, Javier y Carolina, a misa y desayuno privado con el Papa Juan Pablo II. Con Augusto e Isabel, paseamos por España, Portugal y por el Huila. En Sevilla asistimos a una corrida en La Maestranza, cartel encabezado por Morante de La Puebla.
Mi hija, María Margarita, trabajaba con la empresa que llevaba al torero y nos consiguió hospedaje en su mismo hotel. Cuando salíamos, apareció Morante listo para ir a torear. Isabel le dio beso y se tomó foto abrazada. Fue lindo, pocos pueden hacer eso con un torero que va a la plaza. Una alegría de Augusto fue recibir el “Garzón de Oro”, otorgado por el alcalde Edgar Bonilla. Se sintió conmovido porque el homenaje fue “en vida”. DEP amigo.