Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
Muy sorprendido por la conducta de la Supuesta Red de Veedurías ciudadanas, quienes, amparados en la ruindad de su conducta, han pretendido enlodar el nombre de German Bayamón Jaramillo, en su noble y legitima aspiración a presidir el gremio caficultor.
No de otra manera puede calificarse esa conducta, sino como miserable, que tanto abunda hoy en día en nuestro territorio colombiano, y ejercida fundamentalmente por especímenes que como dice la condena bíblica, “mas les hubiera no haber nacido”, precisamente por dedicarse a impedir el progreso y el éxito, en este caso, de una aspiración personal y de un gremio.
Les duele que el aspirante legítimo, German Bahamon, haya sido exitoso en su vida personal y profesional; les duele que sea oriundo de una region, aparentemente insignificante ante los ojos de esos minusválidos veedores, pero productora, hace rato de los mejores cafés especiales para el mundo; eso les perturba y les nubla la mente; será acaso esa conducta miserable, atentatoria contra la persona de German, contra su region y contra Colombia, ante la oportunidad de reconocerle al Huila, su laboriosidad y dedicación a un sector de la economía tan especial como lo definiera el presidente Lleras Restrepo en su oportunidad: “ Colombia es café o no es café”.
Creer que amparados en un falso moralismo, nacido de tendenciosas interpretaciones que no concuerdan con la realidad documental aportada por el candidato en su oportunidad ante el gremio, para soportar su aspiración, es la justificación ruin para negar un derecho legítimo, por quienes creen propietarios de la transparencia, que solo confiere el interés veedor, a tal punto, de hacer creer que, le hacen un favor más a un interés oculto y subterráneo, que al gremio, y al Huila, representado en la transparencia en su actuar de siempre de German.
Esto huele más a un flaco favor hecho, ejercido por la nueva generación de Judas, de reciente recordación, lo que conduce a entender que estamos no frente al ejercicio de un derecho sino al ejercicio de una maldición.
Me duele lo sucedido, por la mezquindad reiterada del ser humano, llegando a estos limites insospechados de bajeza y de ruindad, llevándose por delante principios y valores, para atender a la ruindad como enemigo del alma.
¿A tanto hemos llegado?, hasta hacer que los antivalores sean el punto de partida para aspiraciones nobles de sus compatriotas?, me indigna todo esto, por German, hombre de insuperable condición humana, me duele por el Huila, me duele por el gremio caficultor de quien disfruto su trabajo, me duele por Colombia que hayamos caído tan bajo.
