Por: Aníbal Charry González
Según la Constitución, la Fiscalía General de la Nación es un organismo independiente que hace parte de la rama judicial, encargado de dirigir el poder investigativo y el sistema penal acusatorio, o sea la función de su titular, se circunscribe a investigar los delitos y acusar a los presuntos infractores ante los tribunales y juzgados que tengan la competencia, entre ellos los altos funcionarios que tengan fuero constitucional y colaborar en la creación de la política del Estado en materia criminal proponiendo proyectos de ley que den solución a estos asuntos de la Justicia.
Pues bien: No obstante lo anterior, por el origen político de la designación del Fiscal por postulación del presidente de la República que escoge subalternos, generalmente sus funciones son desviadas hacia otros fines extraños al buen funcionamiento de la justicia que degenera en politiquería por aquello de que en este país de politiqueros, los altos funcionarios del Estado utilizan sus cargos como trampolín para aspirar a superiores dignidades como la Presidencia de la República, haciendo politiquería y no cumpliendo con sus trascendentales y delicadas funciones al servicio de la justicia, como en el caso del Fiscal General.
Es así como el fiscal Francisco Barbosa que fue subalterno de Duque y se ha autodenominado en forma narcisista como el mejor de la historia, lo vemos y oímos a diario actuando no en favor de la justicia, sino en un ejercicio politiquero de campaña electoral hablando en primera persona para cuestionar y oponerse al gobierno nacional, aprovechando cualquier oportunidad de figuración en foros de cualquier naturaleza, y así opinando como loro parlante de las reformas y propuestas del Gobierno afirmando que no permitirá como si fuera un tiranuelo que se implementen en nuestro país.
Por eso recientemente soltó sin ruborizarse en un foro de derecho laboral , esta perla de intromisión en asuntos ajenos a sus funciones que le valió un reclamo airado de uno de los asistentes: “ Que no nos vayan a sorprender el próximo año y nos digan que no les sirvió la Fiscalía, la Procuraduría, el Congreso, ni las Cortes y nos meta en el embeleco de la constituyente. No podemos permitir que nos inventen embelecos como corte agraria, ni salas de anticorrupción, que no es sino una treta. ¿Que creyeron? ¿Que en Colombia la justicia es una justicia de opereta, que esto es un sainete, una zarzuela? ¿De donde acá vienen a pedir comisiones de Naciones Unidas?
El lenguaraz y politiquero fiscal, se atrevió a tratar de embeleco a un mecanismo de reforma constitucional como la constituyente, que es la expresión del pueblo soberano para hacer las reformas que no hará nunca el Congreso contaminado que tenemos, cuando es una necesidad urgente en nuestro país para reformar el podrido sistema político electoral, la justicia y los organismos de control que están es al servicio del país politiquero que son los que intervienen en su elección haciendo retribución de favores. Está claro que el embeleco no es la constituyente sino el deslenguado fiscal que en mala hora tenemos.
