Carlos Yepes A.
A un mes de cumplir dos años de la partida de mi padre, resignado pues no es fácil aceptar algunos de los designios de Dios así tengan que llegar, me acompaña un sentimiento de reflexión y de interés por entender la realidad en su ausencia, él fue siempre mi faro y mi apoyo dada sus privilegiadas condiciones morales e intelectuales.
En estos dos años el país ha cambiado sustancialmente, pasó de un gobierno de derecha a uno de izquierda; la pandemia se ha dado por terminada oficialmente y su balance deja muchas reflexiones; el departamento ha sido adoptado por una senda de politiquería y corrupción que limita su desarrollo; el huilense de a pie no cree en sus líderes y los jóvenes se están yendo del departamento.
Estos y otros temas fueron planteados en tertulias con amigos de mi padre en su mayoría octogenarios llenos de la sabiduría que dan los años y sus condiciones intelectuales. Son una generación desaprovechada, nadie los escucha, pero llena de virtudes, son hijos y testigos de una gran estirpe de huilenses que construyeron un departamento pujante, su padres y abuelos hicieron del departamento una potencia agropecuaria, acá se importaba y se exportaba ganado hacia Europa, la hacienda trapichito fue escenario de esas transacciones, los distritos de riego que aún sirven para cultivar arroz especialmente, fueron diseñados y construidos por hombres de campo visionarios y pequeñas sociedades de agricultores como la Florida en Tello.
Esta generación de octogenarios y sus ancestros nos inculcaron valores como dignidad, respeto y honestidad. Por muchos años gobernaron y fueron decisivos en el desarrollo del departamento hasta la finales del siglo pasado; hicieron del Club Social de Neiva un punto de encuentro de forjadores de riqueza y respeto. Nunca se escuchó de ellos lo que a diario se escucha hoy de nuestros mandatarios.
Las tertulias con varios de estos amigos trajo consensos alrededor de varios temas. Coinciden en que hoy el huila respira corrupción pues los valores inculcados por ellos se han perdido, los esfuerzos realizados se han venido diluyendo en su mayoría; piensan que “ha surgido una nueva clase emergente que opacó a la que venía”; que en el huila ha ganado la trampa, la acción mal intencionada, la prebenda, la rosca que mantiene poderes locales que se rodea de camarillas de aduladores; lideres que engañan pero también son engañados; que estamos ante una nueva sociedad donde el todo vale en función del dinero, una nueva sociedad que ha venido robando al departamento de manera continua y descarada los últimos años.
No se quieren ir sin que los escuchen, sin hacer algo por su Huila, por su departamento, por eso buscan espacios infructuosamente y terminan solos en sus tertulias de amigos alrededor de un “tintico” que los reúne y los llena de vida y de esperanza. Disfruté y aprendí mucho al escucharlos y más que escucharlos deben convertirse en un referente obligado para que muchos jóvenes no pierdan esa oportunidad de tener en ellos verdaderos guías en sus proyectos de vida.
A ellos, a los amigos de mi padre, gracias por haber compartido con él y hoy conmigo y, cuenten con este servidor para seguirlos escuchando y transmitiendo lo que ustedes sabiamente piensan de nuestro Huila. Salud y larga vida!
cyepes@hotmail.com