Diario del Huila

Toda una vida deleitando el paladar

May 20, 2023

Diario del Huila Inicio 5 Huila 5 Toda una vida deleitando el paladar

Son más de tres décadas las que completa Jaidy Murcia con su puesto de empanadas, pues las circunstancias la llevaron a emprender cuando tenía 29 años.

DIARIO DEL HUILA, HUILA

Por: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya

Pasar por el parque principal del municipio de Gigante, Huila, donde yacía el emblemático, llamativo y atractivo árbol conocido turística, ancestral y culturalmente como ´ceiba de la libertad´, dejó de ser un motivo exclusivo asociado a la conservación de los recuerdos del que fue hasta mayo de 2021, el gran spot para el registro fotográfico, toda vez que, tras más de 160 años de existencia, el frondoso pereció. En la actualidad, pese a la gran ausencia del que fuera el encargado de garantizar sombra y visitas, propios y forasteros llegan para conocer los enormes troncos, vestigio de lo que estuvo, además de consumir las crocantes empanadas que Jaidy Murcia Perdomo prepara y vende desde hace 33 años, cuando decidió emprender en un campo distinto al que venía desempeñando, pues estas se han convertido en uno de los alimentos a los que pocos transeúntes se pueden resistir.

Sobre el origen del puesto de empanadas y las razones que llevaron a su creación, Diario del Huila comparte detalles de lo que nació como producto de las circunstancias económicas por las que pasaba la joven giganteña caracterizada por su ´empuje´, ´berraquera´ y optimismo, ella ha superado los innumerables obstáculos que han intentado frustrar lo que hoy es su emprendimiento y parte esencial de su vida.

Jaidy Murcia tiene 62 años y considera que el puesto de empanadas es su vida.   

“Yo comencé desde que estaba muy joven, tenía 29 años y mis dos hijos tenían 8 y 10 años. En esa época mi situación económica era mala y decidí hacer empanadas porque mi trabajo era la modistería, yo cosía ropa y esto no me dejaba buenas ganancias porque a veces me decían que les fiara o les dejara las prendas y que después me pagaban, pero no regresaban, por esta razón decidí vender empanadas, sacar masato, tinto, huevos cocidos, papas y en tan solo un día vendí rápido todo lo que saqué, esto me gustó y por eso tomé la decisión de continuar, me di cuenta que era una buena idea ofrecer comida en lugar de seguir con la costura y después saqué una caseta para vender ropa y no me dio, preferí las empanadas y desde ese momento estoy acá”, narró Jaidy con tono entusiasta.

En cuanto a la elaboración y las ganancias, Jaidy mencionó que, desde la época, poco a poco recibía las monedas con la certeza de que sería una actividad diaria, pues para este entonces, cada empanada costaba $100, precio que fue aumentando paulatinamente cada dos o tres años hasta llegar a los $1.000, valor con el que comercializa actualmente el comestible que no solo saca de apuros a decenas de clientes, sino que se ha convertido en insignia del parque principal.

“El precio va en mil pesos y hace mucho tiempo que no le subimos, empezamos a venderlas a cien pesos, todo lo vendíamos en ese precio y duraba dos o tres años sin subirle. Ahora no le he subido porque hay gente que tiene para comprar una empanada pequeña y no le alcanza para una de esas grandes que vale dos mil pesos o más”, compartió Jaidy.

“La señora de las empanadas” como coloquialmente le dicen, habita en el barrio San Antonio y genera un empleo directo

Familia

El emprendimiento alrededor de las crocantes y recién preparadas empanadas ha permitido que Jaidy cuente con calidad de vida, además, ha sido la fuente de ingresos para que sus hijos sean hoy dos adultos profesionales de 36 y 38 años que se formaron a nivel de pregrado para aportarle a la región desde sus roles. De igual manera, genera un empleo directo y aproximadamente cinco indirectos.   

“Con las empanadas le di estudio a mis hijos, mi muchacha estudió abogacía en la Universidad Cooperativa con el crédito del Icetex, ella a veces viene y me ayuda porque tampoco se le arruga nada y el muchacho está en Neiva trabajando. Acá cuento con una persona que me acompaña, a ella le doy empleo y me ha salido muy buena, ahí pensamos continuar con este negocio hasta que Dios me lo permita, mientras me mantenga alentada porque yo ya a los 62 años me siento viejita, vamos a ver hasta cuándo tengo salud y vida para trabajar”, indicó Jaidy.

Por su parte, quienes tienen el placer de degustar y consumir las empanadas manifiestan que les agrada bastante lo crocante que son, la frescura y la temperatura con la que las ofrecen, puesto que las cinco libras que Jaidy prepara a diario son elaboradas en simultánea según se van agotando.

Infidelidades, riñas, besos apasionados, discusiones y el afán de la gente son solo algunos de los temas que han hecho parte de las historias de las que Jaidy ha sido testigo.  

“A la gente le gustan mucho las empanadas, dicen que son muy crocanticas, los clientes me buscan y gracias a Dios tengo este negocio y solo digo que esto es de Dios y la virgen, ellos me lo regalaron y son los que me guían. Yo saco cinco libras o seis, pero no le pongo cuidado ni nada, yo no miro cuántas empanadas me salen porque también hago pasteles, ya no las cuento, al principio sí y poco a poco ya dejo de hacerlo, todo es lo que haga y la platica que llegue a la casa es lo que uso para comprar las cosas, pagar las deudas, cancelar los servicios públicos, para todo lo del hogar”, señaló Jaidy.

Además de lo anterior, Jaidy explicó que su esposo tuvo un accidente hace poco y que ya no labora debido a la edad, razón por la que ella es quien se encarga del sustento de la casa. Sumado a esto, algunos de los obstáculos que han intentado afectar su secuencia con el puesto de empanadas tiene que ver con las decisiones administrativas de turno.

“Desde que salí la primera vez a vender empanadas ha sido un éxito, yo vendo todo lo que saco, nos ha ido muy bien y, hasta el momento nos han dejado trabajar. Cada vez que hay cambio de alcalde ellos nos dejan a los que estamos, buscan a sacarnos, y así se la pasan, de todas maneras, hasta el momento he podido trabajar, una vez sí nos iban a enviar al Parque Yuma, pero no quisimos ir porque allá la gente no iba, mantenía solo y por ahí una vez que otra alguien se acercaba”, aseveró Jaidy.

“La ceiba nos daba un gran fresco, ahora el sol nos azota, pero no podemos hacer nada”, Jaidy Murcia.   

La ceiba

Jaidy recuerda con nostalgia aquella época en la que la gran ´ceiba de la libertad´ era el símbolo de Gigante, toda vez que la cantidad de visitantes era mayor, garantizaba más frescura y sombra, aparte de lo que representaba para la cultura e idiosincrasia del municipio.

“Estando la ceiba parada la gente venía y se tomaba muchas fotos, venían de diferentes lugares incluso lejanos a tomarse fotos o hacer videos, ahí yo aprovechaba porque esas personas se acercaban a mi puesto de empanadas para comprar, me colaboraban y todos los días esto mantenía lleno, hasta que la madrugada de ese mayo de 2021, más o menos a las tres de la mañana, el árbol se cayó. A Dios gracias que fue a esa hora y no afectó a ninguna persona, el estruendo fue fuerte. Ahora gracias a varios sitios turísticos que han abierto en esta zona del departamento, continúa viniendo mucha gente, así sea de paso, siempre vienen, compran, llevan o comen acá y dicen que son muy ricas, cada vez que visitan el municipio regresan a comprar. La ceiba fue una gran pérdida y nosotros recordamos aquellos años de alegría y de sombra que nos regaló”, dijo Jaidy.

 Con respecto a lo que el puesto de empanadas significa para Jaidy, hizo referencia a que esa es su vida: “Esto lo es todo para mí, el día que no salgo me pongo triste, esto es lo que nos da el sustento, nos da de comer, siempre espero tener salud y vida para continuar porque con esto es que nos mantenemos, con esto pago un crédito de vivienda en el banco y continúo con la deuda con la espera de poder terminarlo pronto así tenga que sacrificar otras cosas. Yo la he dado toda y trato de no dejar de salir, me toca todos los días como si esto fuera una fábrica, en esto hay que tener constancia porque si uno deja de salid, la gente empieza a extrañar y preguntan por nosotros, salimos todos los días desde las 8 de la mañana hasta que termine la venta, el único día que no salgo es el miércoles que dejamos para descansar, también le doy trabajo a tres personas más”, puntualizó Jaidy.

Tal vez te gustaría leer esto

Abrir chat
1
¿Necesitas ayuda?
Hola, bienvenido(a) al Diario del Huila
¿En qué podemos ayudarte?