Gloria Camargo
Se espera una intensidad moderada a leve del fenómeno de El Niño en Colombia, según informaron el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y el Ministerio de Ambiente. Sin embargo, las estimaciones podrían cambiar y el impacto podría ser más intenso de lo previsto inicialmente.
La Organización Meteorológica Mundial ha señalado que es probable que El Niño llegue al país antes del mes de septiembre, lo que podría resultar en un aumento de las sequías y una reducción de las lluvias en gran parte del territorio colombiano. Esta situación representa un desafío significativo para un país tropical como Colombia, donde el fenómeno de El Niño puede tener efectos negativos, incluso con una intensidad estimada como leve.
En este sentido, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Susana Muhamad, ha destacado la importancia de tomar medidas preventivas. En el Estudio Nacional del Agua 2022 se ha realizado una caracterización de 312 municipios que podrían enfrentar escasez de agua debido a la sequía generada por fenómenos fuertes. Es en estas regiones, especialmente en la región Caribe y Andina, donde se espera que El Niño tenga un impacto más significativo.
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Ante esta situación, el Gobierno Nacional ha puesto en marcha varias estrategias de acción para mitigar los efectos del fenómeno y prevenir posibles tragedias relacionadas con la escasez de agua en los municipios afectados. Sin embargo, la ministra Muhamad también ha señalado que las proyecciones podrían cambiar y que la intensidad de El Niño podría ser mayor de lo esperado. La vulnerabilidad de los territorios para resistir el impacto del fenómeno es un factor determinante, y la afectación podría ser alta.
En conclusión, aunque se espera que El Niño en Colombia tenga una intensidad moderada a leve, existe la posibilidad de que la situación se agrave. Ante esta incertidumbre, el Gobierno Nacional está tomando medidas preventivas y preparándose para mitigar los posibles impactos negativos, especialmente en las regiones Caribe y Andina. La adaptación y la capacidad de resistencia de los territorios serán clave para enfrentar este fenómeno meteorológico y garantizar la disponibilidad de agua en las zonas afectadas.
